El DNI, puerta a puerta
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Llaman a la puerta en una vivienda unifamiliar de A Teoira (Marín). Pasa de las 15.00 horas de la tarde y dentro está Javier con su suegra. Abre y se encuentra al pie de las escaleras a Antonio Fernández y Remedios Santos: "Buenas tardes, venimos de la Comisaría, llamamos por la mañana. Es por la renovación del DNI de Josefa".
Josefa lleva cinco años muy enferma y en la actualidad está en silla de ruedas y su movilidad se ha visto reducida de tal forma que tan sólo es capaz de mover la cabeza y, con dificultad, las manos. Su capacidad de raciocinio también se ve limitada y necesita estar atendida las 24 horas del día. El esfuerzo familiar permite que reciba toda la atención necesaria sin moverse de la casa en la que vive con su hija, su yerno y dos nietas, pero hay servicios que los suyos no pueden darle. Uno de ellos es renovarle el DNI que tiene caducado y necesita tener en vigor para realizar trámites médicos y burocráticos.
Para hacerlo posible llegan a su casa los dos funcionarios de la Oficina de Tramitación de la Comisaría de Pontevedra que desde el año 2010 se encargan del equipo móvil de expedición del DNI, que recorre hospitales, viviendas particulares y residencias de la tercera edad para expedir y renovar documentos a personas enfermas, en situación de dependencia o con discapacidad que cuentan con un certificado médico que acredita que no pueden acudir a las dependencias policiales para realizar el trámite. Periódicamente también acuden a ayuntamientos sin Comisaría como Lalín y A Estrada para facilitar que sus habitantes y, fundamentalmente, las personas mayores, puedan tener toda su identificación en regla sin necesidad de desplazarse a Pontevedra, Marín o Vilagarcía.
En esta ocasión les acompaña PontevedraViva. El periplo empezó en el garaje de la Comisaría y antes de llegar hasta A Teoira hizo una parada en el centro médico La Merced de Poio, donde Juan (nombre ficticio) está en estado vegetativo postrado en una cama tras sufrir un grave accidente laboral. En nombre de su esposa e hijas pequeñas, la asistente social, Nataly Iglesias, solicitó el desplazamiento del equipo móvil.
No hay documento con el que comparar los datos, pues se perdió en el accidente, el paciente no se comunica y, "por humanidad", Antonio y Remedios no creen necesario intentar extraerle la huella dactilar. No es necesario, el paciente ya tenía el DNI electrónico y estas pruebas ya estaban en la base de datos, así que le visitan en su habitación y "dan fe" de que es la misma persona que figura en la documentación y que está vivo.
Es un trámite "bastante habitual" en pacientes tan graves, le "molestamos lo mínimo posible, tiramos de humanidad, ya tenemos los datos y no vamos a hacer sufrir a nadie más si no es necesario, también es parte de nuestro trabajo". En pacientes que todavía tienen el DNI antiguo (el de color azul) también habrían requerido la partida literal de nacimiento, pero en este caso con los datos que ya tienen y la solicitud y foto que entregó su esposa es suficiente.
Antonio y Remedios recorren toda la zona norte de la provincia llevando el equipo móvil del DNI a casas, hospitales y centros de mayores
En A Teoira, Josefa permanece callada todo el tiempo que Antonio y Remedios emplean en encender el equipo móvil, comprobar los datos de ella que figuran en su base de datos y repasar la solicitud que su familia ha entregado en la Comisaría para solicitar el desplazamiento a la casa. No opone resistencia a que le tomen la huella dactilar para incluir en el nuevo DNI, pero su estado mental impide que firme. "No pasa nasa, los DNI pueden ir sin firma", explican a su yerno.
Finalizado el trámite, explican a Javier que lle llamarán por teléfono para avisarle cuándo está listo el documento. Al igual que pasó cuando fue a solicitar el desplazamiento del equipo móvil, en esta ocasión tampoco tendrá que hacer cola (es un servicio a mayores asociado a esta atención puerta a puerta). Acaba de pagar en casa los 10,50 euros de tasa de renovación, el mismo importe que se paga si se acude en persona a la oficina, así que solo tendrá que llegar y recogerlo.
Mientras ellos recogen, Javier valora el servicio como "fenomenal". ÿl ya lo conocía porque había tenido que solicitarlo para su madre cuando estuvo ingresada en una residencia en Ourense y valora que puedan ir a su casa: "¿Cómo podría llevarla yo a ella? Es imposible, no puedo ni bajar las escaleras".
La familia de Josefa pidió la renovación a finales de octubre y dos meses y medio después los funcionarios llegaron a su casa. Han pasado más semanas que la media de espera que tienen en Pontevedra, pero el plazo no se escapa de lo habitual, pues "nunca sabemos cuánto vamos a tardar, no hay una fecha, depende de la carga de trabajo, de dónde está la casa, de cómo nos quede con respecto a otros sitios que nos lo solicitan".
La tasa de renovación es la misma que en la oficina y no hay que hacer colas ni para solicitar el desplazamiento ni para recoger el nuevo documento
Antonio y Mercedes hacen este trabajo por las tardes, finalizado su horario de trabajo habitual en la oficina, y tienen que atender a toda la zona norte de la provincia. Hacen entre 16 y 20 renovaciones al mes, pero la cifra es muy variable porque también acuden a zonas muy aisladas y "a veces necesitamos dos horas para hacer un DNI". En una ocasión tuvieron que ir hasta dos veces a Marín a la casa de una chica con esquizofrenia porque la primera no pudieron ni acercarse a ella.
En esta ocasión, el recorrido continúa por Marín, en una casa de A Laxe en la que viven Manuel y su mujer Eledina. ÿl está en silla de ruedas y ella no puede llevarle a la Comisaría porque también está enferma, no tiene medio de transporte y sus medios económicos asegura que "son moi poucos". La familiar más cercana que tienen es una sobrina que entregó los papeles para pedir el servicio.
Manuel puede firmar y no hay dificultad para tomarle la huella dactilar, así que en esta casa el trámite es rápido. ÿl no sabe cómo agradecer que el equipo móvil vaya a su casa, "todo o que sexa comodidade é bo, eu no podo ir a ningún lado" y su mujer, que desconocía que existiese este servicio hasta hace unos meses, se sorprende incluso con la posibilidad de que "podo ir a recollelo a Marín", pues desplazarse a Pontevedra "para min é moi difícil".
El agradecimiento de esta pareja emociona a los dos funcionarios. Y eso que están ya acostumbrados. En una ocasión, una mujer les envió a la Comisaría un pollo en señal de gratitud y en otra un usuario envió un escrito a sus superiores. Ellos "hacemos nuestro trabajo, nada más", pero son consicentes de que el servicio es muy útil para muchas personas.
La última parada de la tarde, varias horas después, es el sanatorio de Santa María, donde renovarán el DNI a siete personas de edad avanzada por solicitud de la asistente social. Es raro el día que salen con el equipo móvil y no van a un centro de atención a mayores o un hospital (en esta ocasión, tenían previsto acudir al Hospital Provincial, pero el paciente falleció ese mismo día). PontevedraViva no pudo comprobar cómo se desarrolla el trabajo en Santa María por orden expresa de la Gerencia de prohibir la entrada a la prensa.