Acepta tres años de prisión por intentar matar a su marido estando borracha para evitar que entrase en casa
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Josefa R.S. será condenada con su conformidad a tres años de prisión como autora de delito de homicidio en grado de tentativa tras reconocer ante el tribunal que en julio de 2020 intentó matar a su marido en la casa que compartían mientras ella estaba borracha.
La mujer se sentó en el banquillo de los acusados de la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, pero el juicio ya no llegó a celebrarse porque había llegado a un acuerdo de conformidad con la Fiscalía. Inicialmente pedían que fuese condenada a cuatro años y medio de prisión, pero este acuerdo redujo la pena en un año y medio.
La ya condenada reconoció los hechos, que, según la Fiscalía ocurrieron el 23 de julio del año pasado en un domicilio en el partido judicial de A Estrada, cuando acuchilló a su marido cinco veces, decidida a acabar con su vida con tal de evitar que pudiera regresar al domicilio que ambos compartían.
La mujer se encuentra en prisión provisional desde el día siguiente al intento de homicidio, de modo que ya ha cumplido casi la mitad de la pena que le impondrá la Audiencia. Dado que ella misma la ha aceptado, la sentencia será firme y no habrá recurso. .
La acusada se encontraba bajo el influjo de la previa ingesta de bebidas alcohólicas, lo que le había producido "una intoxicación aguda de alcohol" que afectaba "de forma relevante" a su capacidad volitiva. La mujer padece un síndrome de dependencia de alcohol de años de evolución y en su acuerdo con la Fiscalía se acordó aplicar una circunstancia eximente incompleta de ebriedad, además de otra agravante de parentesco.
El hombre renunció expresamente a reclamar a su esposa por estos hechos, si bien la acusada sí deberá indemnizar al Servizo Galego de Saúde por los gastos ocasionados. También se le impondrá una orden de alejamiento que le impedirá durante los seis años siguientes a su puesta en libertad aproximarse a menos de 100 metros de la víctima, su domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro frecuentado por él, así como de comunicarse con él por cualquier medio.
La acusada y su víctima estaban casados y convivían. Aquel día, sobre las diez de la noche, estaban en el domicilio conyugal cuando se inició una discusión entre ambos. Durante la misma, la mujer, según ella misma reconoció, cogió un cuchillo, por lo que su marido decidió salir del domicilio.
A continuación, el hombre quiso volver a entrar, pero ella no le permitió la entrada, manteniendo cerrada la puerta. Entonces el marido optó por encaramarse a un pequeño galpón anexo y desde allí intentar acceder al interior a través de la ventana que comunica con la cocina. Sin embargo, ella le esperaba para evitar que entrase.
Según sostiene el fiscal, en el momento en el que él se asomó por la ventana, ella, "con el propósito de acabar con su vida", le propinó hasta cinco puñaladas en el abdomen, el tórax, la mano derecha y la pierna izquierda, alguna de ellas profunda. Usó el cuchillo usado en un primer momento y otro de cocina de unos 30 centímetros.
Tras el ataque, el marido abandonó el lugar y solicitó el auxilio de los vecinos, que avisaron a emergencias. Fue trasladado al Hospital Universitario de Santiago de Compostela, donde ingresó en la UCI. Dada la gravedad de las heridas y sus complicaciones, su salud no se estabilizó hasta el 20 de octubre y necesitó 92 días para curarse. Además, le quedaron como secuelas varias cicatrices.