Verducido cierra filas en defensa de su colegio
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Sonia Tourón tiene tan claro cuál es el tipo de educación que quiere para su hijo que no duda en cambiar de municipio a diario para llevarle al colegio. Recorre con gusto los 20 kilómetros que separan su casa en Carballedo (Cerdedo-Cotobade) de Verducido (Pontevedra) para que pueda asistir a clase en un centro del que quedó prendada nada más conocerlo. Le encantó que no tuviese campo de fútbol que acaparase la atención de todos los pequeños y les impidiese explorar otros hobbies; le gustó aún más al ver su patio, con un tronco en medio, juguetes de madera, en total sintonía con el entorno rural en el que está ubicado; y se enamoró definitivamente al conocer el ambiente en el que sería educado su pequeño de 3 años, el trato de las tres profesoras del centro y la implicación de las familias en el día a día de la primera etapa escolar de sus hijos.
Aurea Goitía, María Teresa Riveiro, Lourdes... Sus nombres van asociados a una historia similar a la de Sonia. María Teresa lleva a su pequeño de 6 años desde el centro de Pontevedra por las mismas razones. Aurea se mudó a vivir a Verducido por una razón fundamental: estar cerca del colegio al que asistió su primer hijo -ahora ya tiene 10 años y va a otro centro- y en el que ahora cursa primero de Primaria el segundo. Lourdes tiene un hijo ya en el último curso y ha podido vivir una experiencia completa de cinco años en un colegio "moi familiar", de integración entre los propios niños y con toda la comunidad educativa que cree que no debe perderse.
Cuando uno tiene un colegio que es como un hogar y una comunidad educativa que se ha convertido en una gran familia, resulta difícil renunciar a la experiencia completa que le ofrece y estas familias no están dispuesta a dar un paso atrás y perder la posibilidad de que sus pequeños ocupen los pupitres del colegio público de Verducido hasta segundo curso de primaria. Esta determinación la comparten las familias de todos los alumnos del centro, 37 en la actualidad. Todos han decidido mantener una lucha férrea y "facer todo o que estea nas nosas mans" para que se mantenga el centro tal y como está ahora, con tres clases entre 3 años de educación infantil y segundo curso de primaria.
La pregunta es pura lógica: ¿Por qué empiezan esta lucha ahora? En realidad, en la última semana han dado un paso adelante denunciando públicamente la situación, pero su contienda empezó hace ya varios meses, a principios de este curso escolar 2018-19, cuando tuvieron conocimiento de que el centro no tendría los profesores de refuerzo que solía recibir cursos atrás. Nada más enterarse, pidieron reunirse con la Consellería de Educación y empezaron a reclamar que no se recortase más personal en un centro con dotación ya reducida.
Sus protestas cayeron en saco roto y encaran ya el segundo trimestre con menos personal. En la actualidad, el centro tiene tres unidades educativas, una de 3 años de infantil con 10 alumnos, otra de 4 y 5 años con once niños y una última de primero y segundo de primaria con 16. La plantilla permanente es de tres profesoras, una de ellas asume también las funciones de directora y de profesora de inglés. De especialistas, apenas tienen noticias. Sí reciben un día a la semana una de Audición y Lenguaje y otro una docente de Religión, pero ni rastro de otras especialidades como música o de personal de apoyo que sí tenían años atrás.
La insistencia de la asociación de madres y padres (Anpa) de este colegio les llevó el pasado mes de diciembre a mantener una reunión con la Inspección Educativa y con el jefe territorial de Educación, César Pérez Ares. Llegaban con un mantra: pedir más personal. Salieron con una preocupación: ¿cabe la posibilidad de que se cierre la unidad de primaria y el centro quede solo para infantil?
El temor se lo despertó el propio jefe territorial. Según la versión de las madres, en esa reunión les trasladó que si querían más profesores, la única posibilidad es cerrar primaria. El centro se quedaría con el mismo persona, pero con una unidad menos, de modo que sería suficiente para colmar las peticiones de los padres. Lejos de colmarlas, despertó una nueva: decidieron empezar a moverse para evitar un posible cierre.
Fuentes oficiales de la Xunta de Galicia aseguran que la Consellería "no barajó en ningún momento" cerrar la Escuela de Educación Infantil ( EEI) de Verducido y se comprometen la que "se mantendrá abierta en iguales condiciones que hasta lo de ahora mientras haya matrícula".
En relación con la plantilla, aseguran que a las tres profesoras tutoras hay que añadir un especialista en Audición y Lenguaje, un orientador y un docente de Religión compartidos porque, "dado el reducido número de alumnos, no pueden completar su jornada en este centro". Consideran que "están perfectamente cubiertas las necesidades educativas del centro, máxime cuando la rateo de alumno/aula/profesor está muy por debajo del establecido por ley".
Además, aseguran que mantienen en todo momento un proceso de diálogo con las familias y reconocen que, en el marco diera diálogo, se les ofreció a las familias a posibilidad de escolarizar los niños de primero y segundo de Primaria en el colegio de referencia donde continúan a partir de segundo (el CEIP de Santo André de Xeve), cuestión que fue rechazada, por lo que la intención de la Consellería es que el centro siga funcionando en iguales condiciones que hasta el momento.
Las familias consideran que esa posibilidad de que se cierre primaria supondría "un primeiro paso para pechar todo o colexio", dentro de una política de la Xunta de Galicia que aseguran que es partidaria del cierre de las escuelas unitarias y de pequeño tamaño y la centralización de la educación en centros de mayor tamaño, siempre en detrimento del rural y de los colegios que, como el de Verducido, "teñen un proxecto educativo diferente".
A pesar de que la situación actual no es la ideal, pues aseguran que cuando alguna profesora cae enferma o necesita alguna hora libre están tan en cuadro que el resto no pueden atender en condiciones a todo el alumnado, el centro les ofrece unas posibilidades educativas que la convierte en "un referente para moitos" y a las que no están dispuestos a renunciar.
"Gústanos todo de como funciona o colexio. O proxecto educativo, como traballan en grupo, cos maiores coidando aos pequenos, respetando o ritmo dos demais. Gústanos como traballan os valores, o respeto, a solidariedade... Permítennos como pais e nais colaborar cos nenos, levamos a hota do cole, implícannos. É un centro no que se vive en contacto coa contorna, no Nadal se cantan os Reis polas casas dos veciños, no Entroido imos á praza do pobo". Así describen estas familias todo lo que les gusta de su centro, "cousas que non queremos perder" y que no conocen otro centro próximo que se lo ofrezca, y un proyecto que aseguran que no se entendería si se elimina Primaria, pues "forma parte da súa propia identidade", que mayores y pequeños convivan y se cuiden y respeten.
No es la primera vez que la comunidad educativa teme el cierre en sus 53 años de historia. Hace una década, en 2009, esa amenaza ya había planeado sobre ellos y finalmente la sortearon. Desde entonces, tenían una existencia tranquila en la que incluso se ha producido un incremento progresivo de matrícula, por eso no entienden que ahora vuelvan a encontrarse en esta situación. Máxime cuando la total confianza en este proyecto educativo incluso hace que el 30% del alumnado llegue desde fuera de Verducido.
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