Brus, de héroe en el rescate del Alvia a jubilarse jugando en una finca de Salcedo
Por Natalia Puga
La vida de Brus ha dado un cambio radical. Hasta hace tan solo unos meses estaba en activo como perro policía con base de operaciones en Madrid y trabajos por toda España. Desde este lunes su hogar ha pasado a ser una casa unifamiliar de la parroquia pontevedresa de Salcedo en la que el único elemento de continuidad con su vida anterior es la hora diaria de entrenamiento que realiza con su nueva familia.
Brus prestó servicio en la Policía Nacional durante una década y participó en operaciones relevantes, llegando a convertirse en un auténtico héroe el 24 de julio de 2013 y los días siguientes al trabajar en las labores de recuperación de restos humanos tras el accidente ferroviario del Alvia que descarriló en el barrio compostelano de Angrois dejando 80 muertos y 144 heridos.
En su curriculum también figuras intervenciones mediáticas como la búsqueda del cadáver de la sevillana Marta del Castillo o la investigación de la desaparición y muerte de Ruth y José, los niños de Córdoba asesinados por su padre, José Bretón. Tras tanta actividad -y mucha otra sin proyección pública- tocaba el momento de abandonar el servicio y buscar una nueva vida de jubilado lejos de tragedias y uniformes.
Esa plácida jubilación se la han dado Marta y Pablo, un matrimonio de Salcedo que lo ha adoptado a través de la organización sin ánimo de lucro Héroes de 4 Patas. La entidad ha creado una red de familias adoptantes para conseguir ofrecer una retirada digna y de calidad a perros que lo han dado todo por velar por la seguridad ciudadana, tanto los que trabajan para la Policía o el Ejército como los que lo hacen en empresas de seguridad privada o grupos de rescate.
Llega un momento en que estos animales tienen que abandonar el servicio por diversos motivos, tanto porque van cumpliendo años y su edad ya no es la adecuada para trabajos tan especializados como por pérdida de capacidades u otras razones. En el caso de Brus, el retiro vino determinado por su edad. En la actualidad tiene 11 años, aunque está descubriendo una nueva vida como si se tratase de un cachorro.
En este redescubrimiento cuenta como aliados con Lúa, la otra mascota de su nueva familia, y con su nuevo 'hermano' humano, Brais, de tan sólo tres años. En declaraciones a PontevedraViva, la madre adoptante ha explicado que se animaron a adoptarle tras ver su caso en televisión y cursaron una solicitud. Hace dos semanas se llevaron una grata sorpresa al recibir la confirmación y, tras unos días muy frenéticos, el pasado lunes acudieron a Madrid a recogerlo.
Para facilitar la transición, el anterior guía de Brus les acompañó en su primer encuentro, pero en cuestión de segundos esa mediación se manifestó innecesaria, pues "en ningún momento se extrañó" y de forma inmediata empezó a jugar con su hijo de tres años. En ese momento supieron que habían acertado con su decisión.
Su nueva familia considera que "ya solamente por la labor que hizo durante estos años, merecía la pena" y uno de sus servicios que más valoran es su participación en el rescate del Alvia. "Fue uno de los motivos de adoptarlo", pues se trata de un trágico suceso que ocurrió cerca y "nos tocó la fibra".
A pesar de la buena sintonía inicial, Marta temía que la adoptación a un entorno vital tan diferente podría resultar difícil, pero se equivocaba. Brus estaba especializado en la recuperación de restos humanos, pero se ha adoptado en cuestión de días a su nueva rutina, que mantiene, eso sí, una hora de entrenamiento diario en la finca familiar. Antes entrenaba ocho horas y no han querido que su cambio de constumbres fuese tan radical.
El resto del día lo destina a jugar con Lúa y Brais y ha descubierto placeres vitales hasta ahora desconocidos como dormir en el sofá. "Le encanta. Cada uno tiene su camita, pero él prefiere el sofá". La primera noche en Salcedo le costó entrar en casa, pues estaba más acostumbrado a dormir en el exterior, pero al día siguiente probó el sofá y ya no lo ha dejado. Ese primer día incluso ladró un poco, pero ya no ha vuelto a mostrar señales de inadaptación.
Marta y Pablo se han rendido ante sus encantos. "Es un amor, buenísimo, parece que lleva en mi casa toda la vida", señala Marta, "podría extrañarnos, pero nada de eso, le damos mimos y responde con mucho cariño". A Salcedo se ha mudado un héroe "muy cariñoso".