Rodrigo Cota
El ciervo y yo
Yo creo en la empatía, esa capacidad que tenemos casi todos de ponernos en el lugar de otro. Hay situaciones que sólo se pueden analizar desde la empatía. La empatía resta objetividad, claro, pero nos hace humanos.
Yo me pongo por ejemplo en el caso de Carlos Delgado, el consejero de Turismo de Baleares, ese señor que cazó un ciervo y luego posó la mar de contento con los testículos del animal sobre la cabeza.
También me pongo en el lugar del ciervo, que ya son ganas de empatizar. Si yo estoy un día paseando tranquilamente por el campo, pastando y eso, y viene un consejero y me pega un tiro, ya lo de menos es lo que haga con mis huevos. Será el menor de mis problemas. Es más, si algún día un consejero me pega un tiro exijo que pose con mis testículos sobre su cabeza, que es lo menos que puede hacer un consejero después de pegarle un tiro a alguien. La ley debería exigir que todos los que matan a otro ser vivo se hagan una foto sonriendo a cámara y con los huevos de su víctima sobre la cabeza.
Dicho lo anterior, volvamos a empatizar con el consejero Carlos Delgado, que a fin de cuentas ponernos en el lugar del ciervo ya no sirve de nada, ni al ciervo, ni a nosotros. Todos, pues, somos Carlos Delgado y salimos a matar ciervos, que es lo que hacen los consejeros habitualmente: matar ciervos. Los elefantes los caza el rey don Juan Carlos y si no se pone los testículos sobre la cabeza es porque se desnuca.
Somos un consejero y matamos a un ciervo. ¿Qué hay más natural que exhibir sobre nuestra cabeza los testículos del bicho? Tenemos una gran responsabilidad, que es el Turismo de Baleares. ¿Qué se espera de nosotros, que matemos a un ciervo y punto? ¡Somos humanos y consejeros, por Dios bendito! Si fuéramos ciervos y matáramos a un consejero no posaríamos con sus huevos sobre la cabeza, pero si algo nos distingue de un vulgar animal es precisamente eso: que cuando un bicho mata a un humano no hace gracietas poniéndose los huevos de su víctima sobre la cabeza.
Si es que ya son ganas de criticarlo todo, coño, que ahora un consejero posa con los huevos de un ciervo sobre la cabeza y hasta eso nos parece mal.
21.11.2012