Guillermo M. Meijón-Corujo (Mito Meijón)
The office vs el PIB
La semana pasada cuando volvía a Pontevedra escuchaba en el tren la conversación que mantenían dos personas un par de asientos más allá del mío, y que realizaban en un tono suficientemente alto como para que se enterase todo mi vagón, los colindantes y probablemente hasta el maquinista.
Aunque he de reconocer que el volumen de mis cascos me hubiese permitido, no sin interferencias, seguir escuchando el capítulo de The Office que estaba viendo, el tema de conversación de aquellas dos personas y el hecho de que fuese la enésima vez que veía como Dwight organizaba un simulacro de incendio, consiguieron que pusiese mi atención en aquel intenso debate que versaba sobre un tema de gran interés: la aportación de las mujeres a la economía.
Durante la conversación, en la que citaban fuentes de "información" de dudoso rigor, solo se aportó un dato, al margen de las múltiples opiniones disfrazadas de tal cosa, que era "correcto": la aportación de las mujeres al conjunto de la economía española es menor que la de los hombres. Sin embargo, que esto sea cierto no implica que se deba profundizar hasta saber lo que esa afirmación esconde ya que aunque desconozco en qué se basaron, es cierto que bastaría con analizar algunos indicadores económicos para poder decir tal cosa, más aún si ese análisis se hace de una forma superficial. Por ejemplo, en el año 2019 se estima que la aportación al PIB de las mujeres fue de un 40% del total pese a ser alrededor del 52% de la población en edad de trabajar. Si bien es un dato, no una opinión, como todo en economía debe ser matizado y en este caso hay numerosos factores a tener en cuenta junto al análisis de estos indicadores como el trabajo no remunerado, la economía informal, una menor presencia de mujeres en los sectores que mayor valor añadido aportan (sector tecnológico etc.) y muchos otros, junto a los problemas de cálculo que indicadores como el PIB presentan, como podría ser obviar aspectos como la riqueza natural, la economía de los cuidados...
Por poner un ejemplo, en el hipotético caso de que un país estuviese formado únicamente por dos personas que realizasen tareas en sus respectivos hogares, el PIB del país sería 0. Si esas mismas personas se contratasen entre si, el PIB del país sería la suma de ambos salarios.
Frente a esta sesgada intepretación del PIB se debe contraponer un estudio bastante reciente del PIMEC, "La aportación de las mujeres a la economía española", que concluye que si se tuviese en cuenta el trabajo no remunerado relacionado con tareas de cuidado y que en su mayoría es realizado por mujeres, el PIB estatal se incrementaría entorno al 40% y la aportación de las mujeres alcanzaría alrededor del 52%. Es decir, si se tuviese en cuenta toda la actividad productiva, remunerada o no, se podrían evitar ciertas interpretaciones que subestiman la aportación de las mujeres al conjunto de la economía. Además, resolver las desigualdades producidas a los largo de la vida laboral entre hombres y mujeres podría arrojar un saldo positivo sustancial en nuestra economía si bien algunos indicadores como ClosingGap cuantifican en 35 el número de años que España tardará en alcanzar la paridad en lo que aspectos laborales se refiere.
En definitiva, la igualdad entre hombre y mujeres en la economía constituye no solo un imperativo moral, sino también un gran motor de crecimiento y para alcanzarla es fundamental una interpretación completa y real de los datos.
Guillermo Meijón-Corujo
Presidente de e3Galicia