Rafael FJ Rios
Futbolánea veraniega
El jugador besa el escudo. Manifiesta así los lazos que le unen al club y la férrea unión con los aficionados que lo aclaman mientras lanzan enfervorizados gritos, cantos y abrazos con los que se envuelve el momento supremo. A todos los une esta heráldica deportiva que es hermana menor, pero pertenece también a la geografía de los símbolos que dan significado y fortaleza al ánimo de todos. Y hay sorpresas, la historia que transcurre a través de los años finales del s. XIX y luego a lo largo del XX están imbricadas con la definición de los equipos que nacen al nuevo deporte, el foot-ball. Se verá reflejado en los diseños de los escudos que irán recogiendo los sucesos de estos años, alcanzando también ecos de la historia más antigüa: el jugador, los aficionados y las ciudades veneran colores de lo más variopinto.
En el año 31 al que será el Granada CF le ceden provisionalmente unos terrenos para entrenar cerca de la antigüa cárcel de la carretera de Jaén, nada menos que en las Eras de Cristo. Su escudo tiene poca historia en cuanto que sus extremos verticales son un balón de fútbol arriba y una granada abajo -sin ramas, solamente el fruto-, dentro de una forma alargada que integra las iniciales del club. Los hijos del autor del escudo oficial declararon hace unos años que el delgado escudo vertical no era ningún símbolo masón ni plomada alguna: era una bala con la punta hacia abajo, la que tenía su padre en su dormitorio y con la que quiso invocar la velocidad de los jugadores, compañeros suyos con los que él también jugaba en aquel equipo de los años 30.
De la sencillez del escudo nazarí podemos ir al que porta la Unión Deportiva Las Palmas, este sí es algo más complejo. El escudo ostenta una corona real abierta en el timbre, y Las Palmas no es Real, pero mantuvo la corona de uno de los equipos que dio origen al club que sí tenía la concesión real. Integra otros cuantos escudos que son aquellos cinco equipos locales que formaron la Unión Deportiva y que rodean por abajo la parte central formada por un blasón de cuatro cuarteles. En los dos superiores se ven las armas de Castilla y León y abajo un solo cuartel inferior que muestra una torre escoltada por dos palmeras y dos canes detrás de los troncos. En los bordes de este blasón se muestran siete pares de espadas entrecruzadas que simbolizan célebres victoriosas batallas (el club se funda por fusión en el año 49). La cinta amarilla que rodea el escudo en su mitad superior lleva el nombre del equipo U Dtva Las Palmas, y el nombre de las islas, Canarias. En la parte inferior y de manera horizontal, más pequeña y estrecha, una cinta blanca en la que figura Segura tiene la Palma en letras de sable, una exclamación de las guerras canarias del XVI.
El fútbol en las islas nace a finales del XIX: estudiantes de la colonia inglesa asentada en la isla que regresaban de sus estudios en Inglaterra. Uno de los primeros partidos del que se hace eco la prensa local es el que enfrenta al Grand Canary FC con una Escuadra Inglesa.
Hay murciélagos y dragones. El escudo del Mallorca del inicio de la República incorporaba un pajarraco fundido en negro amparando las barras de la corona de Aragón. El bicho era de la estirpe que liquidó San Jorge, pero tenía las connotaciones propias de la isla en medio del mar: se le llamaba la Vibria o en roman paladino era el drac alat que la tradición trae desde que el Rey Jaime cruzó la medina Mayurca con la bandera que incluía la Cimera del dragón. El símbolo caló profundamente en las gentes y la criatura alada es hoy la comparsa de las bestias de fuego que recorren las callejuelas medievales de los pueblos. Claro está que la primera mezquita consagrada en Palma como iglesia fue la de San Miguel, en la que vivían unos cuantos murciélagos a los que los feligreses querían expulsar y que el rey mandó proteger. El escudo del Mallorca abandonó la fauna quiróptera al final de la guerra civil, se hizo un escudo muy diferente al que tuvo en su fundación la Sociedad Alfonso XIII Foot-Ball Club de 1916 del que procede el actual club, pero recuperó la realeza con la corona en el escudo para quedar casi como está ahora. Sin olvidarnos de las dos ramas (… ¿de laurel?) que lo abrazan a uno y otro lado del espacio circular en rojo con las letras amarillas a modo de laberinto.
Un murciélago corona el del Valencia, que lo hereda del escudo de su ciudad. El quiróptero se posó en un tambor de la tropa del Rey Jaime mientras dormían, con el aletear de sus alas provocó el ruido que hizo despertar a la hueste y alertó de una ofensiva nocturna de las tropas musulmanas. Una vez conquistada la ciudad, el Rey ordenó colocar la imagen del animal en las banderas y de allí pasó al escudo de la ciudad, hoy conocido como Lo Rat Penat, ratapenada, rata que tiene alas.
El puerto de Valencia fue siempre un gran foco exportador y dueña de sus propias navieras, con lo que no existían compañías marítimas británicas que trajeran el football en los pies de su marinería. Fue un militar destinado en el Cuartel de la Alameda el que en 1902 introdujo el nuevo deporte, del que -¡ay!- este sportmen se había instruído en la ciudad condal. Entre los clubs que van a dar lugar a la creación del Valencia CF están los que se montaron en los barrios marineros -Foot-Ball Club Cabañal- y en los colegios religiosos -Patronato de la Juventud Obrera, de los jesuitas-.
Leones. Un león rampante, dorado, coronado, el que tiene la ciudad en su escudo y que el club recoge. Menos mal que no lo hizo así con los títulos del blasón ciudadano: I, MN, ML, MH, MB y SH, que es lo que tiene defenderse del invasor franchute: Inmortal, Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroica, Muy Benéfica y Siempre Heroica. Lo que sí figura en el escudo del club es la referencia a los iberistas que con su unión a los de la capital crearon el club Real Zaragoza CF: el emblema de la ciudad que incorpora el escudo está ribeteado con los bordes amarillo y negro del Iberia Sport Club, gualdinegros o avispas. Los mañicos siempre tuvieron buenos bigardos atrás, tanto es así que justo antes de la guerra civil eran conocidos como los Alifantes, tal era la estatura de la berroqueña línea defensiva. No hace mucho, en el 75 aniversario, el club quiso cambiar el escudo y organizó una votación para saber si se elegía el nuevo o el viejo: respuesta demoledora a favor del pasado, o sea, del presente sentimental, en el que rugen los latidos de la historia.
Para leones los del Cai, que también los toma de la ciudad. Encuadrado en una elipse de fondo azul se encuentra el héroe -semidiós, hijo de Zeus, Herakles griego y Hércules para los mortales-, que para llegar navegando al último confín en busca de los toros de Gerión, separa las dos rocas y abre el estrecho de Gibraltar: coloca las columnas que señalaban el fin del mundo conocido. Vestido con la piel del derrotado león de Nemea del que se hace un casco con sus quijadas, un león a cada lado que el héroe agarra por las melenas y detrás las columnas Plvs Ultra. Una cinta amarilla rodea el blasón herculino: GADIVM DOMINATORQVE HERCVLES FVNDATOR. El escudo del club lo forma un triángulo invertido dividido en los colores gaditanos: amarillo y azul, mientras en el centro se reproduce al héroe y sus leones -símbolos de la costa hispana y la africana- y todo ello con la corona en su parte superior, corona que no es Real sino ducal, porque utiliza la que aparece en el escudo de la ciudad que hace referencia al Ducado de Cádiz reconocido por los Reyes Católicos en el 1484.
En cambio, el blasón de la Villa de Vallecas que fue ayuntamiento hasta los primeros años 50, recoge la unión simbolizada por un lazo entre la actividad minera de la fábrica de yeso en todo el municipio y la actividad agrícola del cultivo del cereal. Un rastrillo y una horca unidos por un lazo azul que en la parte izquierda del escudo del equipo se muestran sobre fondo rojo, coronados y rodeados por ramas de verde triunfal. El escudo está atravesado por un rayo rojo identificativo y a la derecha las iniciales del equipo y de la ciudad, RVM. La franja roja tiene dos orígenes: el acuerdo que tenían con el Atlético de Madrid y que generó la petición de los colchoneros de modificar su vestimenta blanca; y la visita que hicieron a Madrid los componentes del River Plate argentino para jugar contra el Real. Le hicieron regalo de varias camisetas a los chavales del Rayo y de ahí salió la confirmación de la franja, dando respuesta a la petición colchonera.
Er Beti tiene lo que hay que tener. Una corona cerrada que es un círculo de oro recubierto de piedras preciosas que es Real por el título honorífico que le otorgó el rey Alfonso XIII. Un triángulo invertido con las trece barras verdiblancas y en el centro un círculo ribeteado en oro con las dos B entrelazadas, Betis Balompié. ¿Cuál es el origen del Betis? El Sevilla Balompié de 1909. No hay que dejar pasar los años del manquepierda porque estuvo una eternidad de 7 años en Tercera en los años 50 y el poeta Romero Murube decía que llegó a formar una inderrocable moral a prueba de derrotas… el Betis, tras la hecatombe, arremetía todas las tardes con más entusiasmo hacia la conquista de su gloria. Serán los tiempos gloriosos de las rifas, los bocadillos y de la inundación completa del estadio por desbordamiento del Tamarguillo. También son tiempos de la gracia, no sé si en mayúsculas: iba mal el Betis en la clasificación y soltaron Bajaremos Esta Temporada Irremisiblemente a Segunda. El rival de la ciudad les contestó: Seguiremos Este Vuestro Itinerario y Llegaremos Antes.
Alcaid, Mizar, Alioth, Megrez, Phecda, Merak y Dubhe están aposentadas en el escudo del Atlético de Madrid formando las siete estrellas de la Osa Mayor, el Carro, debido a la forma que surge de unirlas entre ellas y que los madrileños a menudo tienen encima de la sierra de Guadarrama. A la heráldica manera el escudo de la ciudad: de plata, un oso de sable apoyado en un madroño sinople, frutado de gules. Bordura de azul, cargada de siete estrellas de plata. Al timbre, corona real abierta. El oso que cazó en algún momento el medieval rey Alfonso XI en los montes circundantes estaba unido a una torre que con el tiempo sería sustituida por un madroño, habituales en las afueras de las ciudades en época medieval por la creencia de las propiedades salutíferas de las hojas y sus frutos además de buen remedio contra la peste. El oso y la osa también saben de esto y por eso está a dos patas, levantado, y comiendo los madroños.
Hay escudos que recogen memoria de sucesos inolvidables para su ciudad, como es el incendio de 1561 que sufrió Valladolid y que en la esquina izquierda contiene los colores rojo y amarillo de las llamas de fuego. En cambio, el Celta abandonó el blanco y el rojo inicial que eran los colores de la ciudad para basar su escudo y vestimenta en los colores que mejor representaban a Galicia: Cruz de Santiago, corona y color celeste con las iniciales del club celta en blanco. No hubo oportunidad de reflejar sus orígenes: son ciudadanos británicos al servicio de la Eastern Telegraph Company, Ltd que a partir de 1873 se encarga de instalar y montar el cable telegráfico submarino que conecta Vigo con el Reino Unido y con Lisboa los que comienzan a jugar al foot-ball, lawn-tennis, hockey sobre hierba… En 1903 se constituye entre británicos y lugareños el Vigo Sport Club que adopta como colores identificativos los de la matrícula marítima -maillot partido a dos mitades, rojo y blanco- antes de cambiar de nombre al Vigo Foot-ball Club.
Uno de los escudos que más me gustan es el de la Real Sociedad, creo que es el más futbolero, el más dinámico. Parece ser que hace pocos años fue elegido entre los escudos más bonitos del mundo junto con el del Valencia: es el primero el brasileño Vasco de Gama. Tampoco está mal el escudo del Sevilla: es un triángulo invertido con los bordes redondeados y con la parte superior dividida en dos arcos también invertidos. En los dos cuarteles superiores tenemos a la izquierda y sentados al rey Fernando III el Santo que conquistó Sevilla en 1248, y a ambos lados a los eminentes San Isidoro y San Leandro. En la parte inferior las once barras blancas y rojas que componían el estandarte del rey santo cuando entró por las puertas de la ciudad. El Depor sí que tiene una cosa curiosa en su escudo, pues todo él hace referencia a un reconocido gimnasio o sociedad deportiva de la época en la que el club echó a andar. Un pendón con una cruz morada es el símbolo de la Sala Calvet, en el centro de la cruz una corona real, una pequeña franja azul celeste divide diagonalmente la parte NO del pendón, referente claro de la bandera de Galicia. Y luego este pendón está rodeado de un cinturón. Un cinturón. Símbolo también de la Sala Calvet. Y por encima de todo la corona otorgada por Alfonso XIII en 1909, primer club con este título.
No podemos dejar de reseñar el escudo del Athletic: también de triángulo redondeado invertido, con las aspas de San Andrés a cada uno de los lados, y en el interior dividido diagonalmente con el puente de San Antón a la izquierda arriba, y a la derecha abajo las 8 franjas blancas y rojas del fundador de Bilbao en el 1300. Este López de Haro Señor de Bizcaya aportó partes del escudo de su casa a la ciudad, y de ahí saltaron al escudo del club los dos lobos de la Casa. Se sostienen en el árbol de Guernica que se levanta sobre el puente antedicho.
En 1972 se reconstruyó la Torre Julia del siglo XIII de la iglesia románica de Santa María la Mayor de Trujillo, derrumbada por el terremoto de Lisboa de 1755 y que el ayuntamiento de aquel tiempo tuvo que demoler en parte para evitar desgracias a los vecinos. Así estuvo hasta los últimos años de la dictadura. Antonio Serván, el Rana, buen cantero trujillano, enfervorizado seguidor del Athletic Club, esculpió en uno de los 52 capiteles de la Torre Julia, campanario de la Iglesia románica, el escudo del club de sus amores.