Carlos Regojo Solla
Noche de verano
Érase una vez una niña
hecha de yogur, turrón y piña,
que olía a plátano y gelatina
y siempre preguntaba
las cosas que no sabía
Mama, ¿ por qué... ?
Era una pluma, solo una,
de ganso, pato, oca o gallina
que perdió un ave loca
un día, cuando escapaba
de un perro travieso
que le acosaba,
y aunque un hueso regalaras
tranquila no la dejaba.
- Mamá, ¿ por qué...?
Era una noche de verano
calurosa en la cama
y una luna enorme
y anaranjada
que tocabas con la mano;
y cantos de grillos y ranas
que entraban por la ventana.
- Mamá, ¿ por qué... ?
- ¡Sal de la cama!
y en la noche clara,
por el sendero de moras,
inquiere la preguntona:
- Mamá, ¿ por qué me sigue la luna?
- Porque está enamorada
de su brillo en tu cara.