Bernardo Sartier
La mona de Gibraltar
Ni La vida de Brian ni una de los hermanos Marx. La mejor ópera bufa de todos los tiempos fue la comparecencia de Leire Pajín anunciando el acontecimiento planetario que iba a tener lugar al encontrarse Zapatero y Obama. Mucho mejor que la escena en la que Brian pregunta tímidamente a un grupo de romanos que hablaban entre ellos "¿me dejáis ser de vuestro club?" obteniendo, por toda respuesta, un escueto y tajante "no, vete a la mierda".
Luego Leire se dio cuenta de que Obama, aunque negro, era capaz de matar a un tío sin juicio previo (Leire pensaba, en su progresía adolescente, esquemática y párvula, que Obama era como Luther King, o sea, que ser negro te convierte en un demócrata del carallo). Entonces, después que Obama dijese a Bin Laden "hay que ir morrendo que sube a madeira" y de encargarle un chaleco de pino en forma de submarinidad pelágica, Leire retiró a Obama del altar de los santos siniestros y lo ubicó, con dos velas negras y un sortilegio malaje, en el ara de los fachas, donde lucía, en preeminencia y prominencia, aquel alcalde de Valladolid, ginecólogo de profesión, que había elogiado sus morritos.
Yo pensaba que el anuncio de Leire sería durante muchos años record de astracanadas en el Guiness, pero me equivoqué. Porque iba a irrumpir en los anales del vodevil el pirado este que, disfrazado de clérigo, secuestró a la familia de Bárcenas. Imagino la escena. Rosalía Iglesias, acojonada, diciendo al falso cura "pero padre, que nosotros somos de derechas de toda la vida, si a veces hasta orinamos agua bendita", y el "toliño" atajando "¡venga el pen drive que va a hacer caer al gobierno, coño!". Luego el hijo de Bárcenas en plan Chuck Norris (pedazo de actor) desarmando al nota y, para completar el fresco, la asistenta dominicana vestida de uniforme, con cofia y delantal, huyendo despavorida Príncipe de Vergara adelante (España no puede ir bien cuando al servicio doméstico todavía se le uniforma como cuando el general Prim).
Lo curioso del asunto es que un periodista serio, Raúl del Pozo, sin duda uno de los dos mejores articulistas vivos (el otro es uno de Marín que discutió la imparcialidad del jurado de la Fiesta de la Filloa) da credibilidad al asunto y dice que tras el enfermo mental que nos alegró la vida con su brote quijotesco (y psicótico) está "alguien", tintando así de película de Corleones lo que no fue más que una charlotada castiza. Y, lo que es peor, pretendiendo que nos lo creyéramos.
Y es en esto que cuando creía haberlo visto todo en el negociado de la bufonada va y viene Gibraltar y dice que va a contar con selección nacional de futbol. Y entonces imagino la publicidad de las camisetas, "Gibraltar.Trroba.paraísofiscal.com". Y veo a Fabián Picardo de carrilero. Y a la mona, claro, de delantero centro.