Pedro De Lorenzo y Macías
El Convento de los Jesuitas: Su historia y herencia. Segunda parte
¡Una pequeña aclaración! La decoración de la fachada de San Bartolomé fue adjudicada a Pedro Monteagudo en 1696; en 1691 realizó la Portada del Monasterio de Poio. Este fue el motivo de la demanda por los Dominicos, ya que lo consideraron un plagio.
Expulsados los Jesuitas en 1767, estuvo cerrado durante unos años. ¡Ya en los inicios del siglo XIX, los hermanos Lee, naturales de Lancaster (Inglaterra), instalaron una fábrica textil: tejer lana y algodón! No hemos podido documentar cuantos años disfrutaron de esta mansión, debido a la pandemia que nos acaricia. ¡Tal vez nos lo aclaren alguna persona versada en la historia de este complejo, que fue de los Jesuitas!
Mencionan que los hermanos Lee dejaron este recinto, ya que no era muy rentable su negocio. El ayuntamiento lo acondicionó y ubicó en él un colegio de primera enseñanza. ¿En qué fechas? Buen interrogante para los lectores, que muchos guardan vestigios muy importantes de nuestra historia: ¡Todos somos necesarios!
En 1894, la Sociedad Arqueológica de Pontevedra estudió la posibilidad de instalar en sus bajos su Museo. Desde 1903 hasta 1974, estuvo ocupado por el hospicio de la ciudad y por la "inclusa", unificados bajo el nombre de Hogar Provincial en 1955.
Imagen: © Vella Pontevedra.
Esta imagen nos servirá para esclarecer lo que vamos a exponer; hay muchas dudas razonables; todas las opiniones ayudan y podamos tener una mayor clarividencia de esta temática.
En el siglo XIX hubo gran inquietud por los niños menos favorecidos: eran abandonados, estaban de vagabundeo por las calles, en la soledad. Las autoridades crearon un hospicio e inclusa; primero la ubicaron en el antiguo convento de Santo Domingo; desde 1869 hasta 1876 lo trasladaron a Santa Clara; no reunían las necesarias condiciones y retornó a Santo Domingo. En 1903 deciden ubicarlo en el convento que
fue de los Jesuitas.
En sus inicios fue inclusa, regentada por Las Hijas de La Caridad de San Vicente de Paul; los recién nacidos, por diversas causas, se entregaban a señoras que los amantaban; ellas recibían una paga mensual de los organismos competentes. Al cumplir los 7 años, ya no cobraban; podían elegir el prohijarlos o retornarlos a la inclusa, que los ingresaban en el hospicio.
En 1925 se cerró el torno, donde depositaban a los recién nacidos; solían dejar alguna nota referente a la criatura: medalla con inscripción, que la bautizasen con “el nombre elegido y apellidos; si estaba bautizado”. Este cierre supuso un descenso de abandono de niños.
Hemos encontrado esta referencia: "En 1925 Sor Rafaela Echarte, superiora de las Hijas de La Caridad en la inclusa y hospicio, fue galardonada con la Gran Cruz de Beneficencia". Comentan que dejaban en la inclusa y en el hospicio a sus hijos por grandes problemáticas: extrema pobreza, los que no tenían casa y vivían afinados en una habitación. Casimiro Gómez Cobas aportó subvenciones para mejorar el estatus del hospicio.
Hemos de mencionar que encontramos hechos tristes y relevantes de las costumbres de la época de 1919. Venían de veraneo a las instalaciones de Casimiro Gómez Cobas algunas familias pudientes. Una jovencita fue seducida por el tenorio de turno. Quedó embarazada; su familia la dejó en casa de amigos; nació una niña y la dejaron en la inclusa con unas indicaciones. Nunca más se preocuparon de ella; prevalecía su estatus social. De estos casos, tenemos referencia de varios.
¡Cuánto sufrieron estas criaturas! Se sintieron abandonadas; no conocieron a su madre, ni a sus abuelas. ¡Todo por las conveniencias de aquella época! ¡Dejamos la cháchara y vamos a visitar este complejo! Ahora reformado como museo.
Esta era la puerta principal; nos trasladada a un claustro de dos plantas, con arcos cerrados y ventanas abiertas al patio. Una escalera pétrea, con ornatos barrocos, nos conduce de esta entrada hasta el primer piso; la datan sobre 1722. ¡Os veo con un mosqueo político! De muy niño, he conocido este hermoso patio. Os señalo una imagen. ¡Las palabras sobran!
En 1955 hice la primera comunión en San Bartolomé. La Superiora del Hogar invitó a algunos niños a visitar su claustro. La de la derecha era mi hermana Teresa, fallecida en accidente en mayo del 2018. La pequeña y de pelo de azabache es mi hermana Olga.
¡Muchos se mofaron de mí! Les comentaba que tenía el pelo rubio rizado. Con el tiempo se fue ennegreciendo y, ahora, con poco y canas.
En aquella época se iniciaron campeonatos infantiles en la ciudad; había varios equipos: Pontevedra Infantil, Campolongo, Leones del Burgo, el Hogar Provincial, Reformatorio y otros. Hice amistad con algunos del Hogar y les visitaba algunas veces. Expongo lo que recuerdo.
La pared pétrea era la instancia de las niñas, era el convento de los jesuitas; en la zona abierta, había un patio confortable; las niñas lo usaban de mañana; por la tarde, hacía deporte o gimnasia de los niños. Había una puerta que nos daba entrada en este recinto.
Todos recibían clases básicas. Las niñas se especializaban en costura, bordado, música, en actividades extraescolares; los chicos, en pintura, artes gráficas, música y otras actividades.
Algunos de estos niños, iban de peregrinos guiando la carroza de la Peregrina, patrona de la provincia de Pontevedra. ¡Cómo se van perdiendo nuestras añoradas costumbres!
En este lugar era la puerta para visitar a los chicos, sita en la calle Sierra; en su interior había varias salas para distintas actividades. En la actualidad, se han hallado parte de la muralla del siglo XV.
Resumiendo: Desde 1903 el convento jesuita fue ocupado por la inclusa y el hospicio que dependían económicamente de la Diputación de Pontevedra. En 1953 se denominó Hogar Provincial hasta1976 que fue traslado a la ciudad infantil Príncipe Felipe. Han convertido este complejo en archivo provincial y museo.
Pedro de Lorenzo y Macías.
Fotografías: © Sofía Lorenzo Gómez