Marica Adrio
No todo vale en política, hay un principio que se llama lealtad
Hoy escribo estas lı́neas avergonzada por la imagen que perciben los ciudadanos de los polı́ticos, por determinadas conductas reprobables. Como saben, soy militante del PSOE y actualmente senadora, y tengo bien claro que he sido elegida por ese partido, y que si en algún momento disiento con él hasta el punto de que ello comprometiera mis principios renunciarı́a a mi acta y ocuparı́a mi puesto mi sustituto en la lista. La lealtad es un principio ético que debe presidir nuestra vida personal y polı́tica, principio que, por desgracia, desconocen algunos y que algunos palmeros se saltan, algo que resulta indignante.
A principios del siglo XX existı́a el llamado pacto de caballeros, un acuerdo entre dos o más partes, acuerdo informal, que se basaba en la palabra dada, y la esencia del mismo era el honor de las partes por su cumplimiento, en lugar de ser en modo alguno exigible. Faltar a él descalificaba el honor de la parte que lo incumplı́a y estaba mal visto en la sociedad.
La moción de censura es un instrumento legal que existe y que resulta necesario en determinados momentos. No voy a opinar sobre la procedencia de la misma. Cada uno en su CCAA adopta sus decisiones, pero una vez firmada una moción de censura, para el firmante es obligado mantenerla. Los contratos se cumplen, y oı́r a la Sra. Franco, de Ciudadanos de la CCAA de Murcia, decir que no estaba de acuerdo y firmó por disciplina de partido, la descalifica. Si fuera una persona consecuente con sus principios, no la habrı́a firmado y, en ese momento, habrı́a entregado el acta para que ocupara su cargo el siguiente de la lista de Ciudadanos, formación por la que ha sido elegida y a la que debe lealtad. Y desde luego, integrarse en el Gobierno, y con cargos, los otros dos parlamentarios de Ciudadanos, descalifica éticamente a quien lo hace. Yo no los querrı́a de compañeros de equipo y ni siquiera de juergas. Te dejarı́an tirado en cualquier momento.
El Pacto Antitransfuguismo surgió en 1998 cuando las fuerzas polı́ticas con representación parlamentaria firmaron el 'Acuerdo sobre un Código de conducta polı́tica en relación con el transfuguismo en las corporaciones locales’, posteriormente renovado el 26 de septiembre de 2000 y el 23 de mayo de 2006, al acordar respectivamente la primera y segunda adiciones al mismo. El 11 de noviembre de 2020 la mayor parte de los partidos del arco parlamentario (PSOE, PP, Unida Podemos, Ciudadanos, PSC, PNV, IU, BNG, Partido Aragonés Regionalista, Foro Asturias y Galicia en Común) firmaron el Pacto por la Estabilidad Institucional’, y el subtı́tulo ‘Acuerdo sobre un código de conducta polı́tica en relación con el transfuguismo en las Instituciones Democráticas’ representa un acuerdo por la estabilidad institucional y un firme compromiso de continuar combatiendo el transfuguismo en todas las esferas institucionales como "una forma de corrupción y una práctica antidemocrática que altera las mayorı́as expresadas por la ciudadanı́a en las urnas". Tal y como afirmó el secretario de Estado de Polı́tica Territorial y Función Pública, Don Francisco Hernández Espı́nola, "la actualización del Pacto representa un avance importante en calidad democrática y además refuerza el criterio para que el tránsfuga no reciba premio o privilegio".
Teodoro Garcı́a Egea, secretario general del PP, incumplió el Pacto por la Estabilidad Institucional desde el minuto uno, llamando a todos los militantes de Ciudadanos a su partido, y parte de la sociedad y determinados medios, en vez de repudiarlo, lo han erigido como un gran gestor polı́tico, aplaudiendo su actuación.
No todo vale en polı́tica, ni en la vida. Los pactos son para cumplirlos. Pues bien, bastaron cuatro meses para incumplirlo. ¿Qué credibilidad podemos ofrecer a la sociedad y a nuestros votantes? No todo vale en polı́tica, la lealtad debe presidir nuestras actuaciones