Marisa Lozano Fuego
Divisa sexo
Mucha gente lleva el sexo por divisa, se lo escriben en la frente, lo venden.
Está presente en su ADN, en su código deontológico (cuando lo tienen); en su saliva. Bajo sus pestañas. El sexo genera mercado, comercio, aparatejos varios, la ilusión de la viagra impulsa ese mito de eternidad. El sexo seduce y destruye, el sexo es carnaza prohibida, la gente se muere por sexo y devalúa el verbo amor. Parece que bailar slowly está ya pasado de moda, parece que no se cotiza un bolero o un corazón.
Y ya parece que el romance es algo decadente, loco, el dios sexo lo impregna todo con su magma de ansiedad.
Y venga, genérese el grito, el esperma, la oxitocina, volvámonos animalitos clamando la gloria fugaz.
En ocasiones encontramos esos chispazos de dulzura, esas lagunas que recuerdan que el romance pervive aquí.
Quizá se trate de un paseo, un olor o un beso en la mano, a lo mejor chocolatinas o una sonrisa que voló. Quizás el romance consista en fregar los platos a medias, en enjugar una legaña, en desayunar no-café. Y decir que está delicioso, aunque la taza hierva y duela, porque lo prepararon dedos inocentes de nuestro amor.
Quizá hay noches en las que encuentras melodías de ecos pasados, que habías creído sepultadas por el sexo o por el dolor. Y entonces óbrese la magia, comulguen los labios rendidos, suene Bosé o suene Loquillo, desaparezca el dios Control.
Nos columpiamos en las ruedas más intensas de la locura, nos reímos del mundo a una, escupimos la corrección.
Sábeis, hay días y momentos en que revirginizaría todos los deseos del mundo, y me volvería de papel. Para que alguien me escribiera, con tinta pura de imposible, sin marcas y resucitando el mismo sendero en mi piel. Divisa sexo, te he perdido, no me hieres y no me calas, desde los pantanos del tiempo he silenciado esa tu voz. Y románticos y románticas, anarquistas de la ternura, vamos a resucitar el imperio más grande, más fuerte y voraz. Y ese no podrán comercialo o vestirlo de libertades, no precisará dictadores, profilaxis o contención. Porque se aunarán dos pasiones, y dos risas, y dos sentidos, mirándose en torno a un oasis, una zanja llamada Amor.