Marisa Lozano Fuego
Yo cotizo
-Bueno, Hubaldo… ¿y tú, a qué te dedicas?
-Pues yo, COTIZO.(barba mesada, barriga hacia fuera, diente dorado reluciente).
-Oh, cuán maravilloso (dubitativo).Y dime… ¿en base a qué?
-Pues verás, no sabría explicarte, pero la cosa es así: yo entro en el despacho a las nueve, me ponen el café (secretaria ceñida, dos de azúcar, vamos, lo normal en un Lunes). Estoy un par horas leyéndome la prensa (cansa, cansa, a veces miro el dibujito); sello un par de hojas de despido (improcedente, procedente, da igual, ya sabes, por sorteo, hay que optimizar presupuesto).
(Muestra una lasciva sonrisa. Me pregunto por qué joder vidas les pone cachondos).
…. Y bueno, a eso de las dos, me pido telesushi y ficho… hasta el Lunes siguiente.
-¿Y qué haces el resto de la semana?
-Pues ya sabes, un poco de paddle, un sudoku, yoga con mi entrenadora Nikitonipongo… si no me agoto mato un par de lagartos en la play (¿les llaman dinosaurios, no?)
-Y a final de mes, cotizas….
-COTIZO. (Pantalones reventando gozo, cara porcina sonrojada).
-Y… ¿en base a qué?
-Bueno, yo me opongo.
-¿Te opones?
-Sí, ya sabes, a todo ese rollo de la cultura, esa manía de cerrar cárceles y abrir libros,(Gandhi, tío, estás pasado); esa gentuza que pretende ejercer un derecho a expresarse… son muy puñeteros. Figúrate, ni ven el Sálvame (cara horrorizada, estreñida… no sabría precisarlo).
-Menudo choque para tus principios.
-Pues sí, verás, un puesto de estos no se consigue fácilmente. La lengua se agota. Las rodillas sufren artrosis. No he llegado hasta aquí de pie…
-Ya , ya lo supongo… (dubitativo).
-Bueno, y tú, ¿qué haces?
-Pues yo enseño. Soy profesor en un centro educativo, trabajo durante horas mi material, debato con el alumnado, les organizo juegos, actividades. He estudiado años para ello, me encanta enseñar a los jóvenes y esta profesión me apasiona.
-¿Y no cotizas?
-Pues no… ni seguridad social, ni nada… dicen que lo están estudiando.
(Sonrisa paternalista)
-Lógico, lógico…. el saber no ocupa lugar. La corrupción, sí. (Orgulloso. Mis náuseas se incrementan. Busco una papelera a mano).
Se paran en un cruce de caminos. Lucifer les corta el paso.
-¡La bolsa o la vida!
(El cotizador duda. Le jode más soltar la bolsa).
Finalmente, vacía bolsillos, se despoja de traje, pantalones… Lucifer aprieta su cuello.
-Lo siento tío, has cotizado mucho… abajo hacen falta fondos. Estamos remodelando calderas, tú saaaabes. (Lucifer es primo de Dinio. O es que ve mucho Tele Cinco).
El maestro se aleja, feliz, con sus libros en la mochila. Le aguarda una limusina. Al volante, Michael Landon (sí, el de autopista hacia el Cielo). Emprenden su viaje a lo alto .
Le ofrece champán y marisco.
El cotizador alucina.
-¿Y a él… por qué le dejas marchar?
(Luci sonríe con diente de oro).
-Amigo, tú saaaabes, él no cotiza.
(Se oye un gritito desde el firmamento).
-¡Es cierto, no cotizo! (El Paraíso se abre.Un chollazo. Allí no existen los impuestos).
Yo me quedo mascando un chicle.
Lucifer me palmea la espalda.
-De todo empresario es sabido que el Inferno cobra intereses.