Manuel Pérez Lourido
Apaga y vámonos
Una famosa empresa transnacional del sector de la tecnología acaba de presentar su nuevo producto estrella y ha usado para ello, entre otras lindezas, esta barbaridad: "es el mejor móvil que hemos creado nunca". Para justificar los casi ochocientos euros que cuesta el producto (otra cosa es que los valga) podían haber pergeñado una frase menos estúpida. Si una compañía tan poderosa que tiene en nómina a los mejores cerebros de la cosa digital no es capaz de superar con cada nuevo producto las bondades del anterior, apaga y vámonos.
Lo peor de todo es que uno sospecha que los jóvenes y grandes magnates del nuevo mundo empresarial no han llegado ahí solo por sus grandes ideas a la hora de diseñar un producto sino, y sobre todo, por su acertada manera de venderlo. Lo hacen pensando en nosotros como si fuéramos niños. Como si necesitasemos de nuevos estímulos cada dos años para seguir enganchados a una ficción, la de que estamos en la cresta de la ola digital y de que eso va a ayudar a que todos nuestros problemas reales queden difumidados entre el espeso oleaje. Un anestésico vital, vaya, otro más.
Las presentaciones de las novedades comerciales han devenido en representaciones teatrales. No se trata tanto de vencer a los competidores como de convencer a los clientes y por ello hay que poner toda la carne en el asador desde el minuto cero. Aunque termine oliendo a quemado: deberíamos aún tener en la memoria, por lo que tiene de didáctica la escena, el impactante momento en que un capitoste de Microsoft está presentando windows 98 y delante de todo el mundo mundial y en pantalla archigigante el sistema le suministra un gigantesco sopapo azul.
Y qué decir de aquella presentación del icónico iphone 4 a cargo del mismísimo Steve Jones en 2007, un hombre que fue capaz de sintetizar en un pequeño aparato todos nuestros sueños de eficiencia y belleza pero no de lograr que la conexión a internet funcionase como debía...
También tenemos el maravilloso video en el que un empleado de Microsoft trata de demostrar lo extraordinario que es el nuevo sistema de reconocimiento de voz de Windows Vista. La cosa empieza a complicarse nada más empezar ya que pese a que el encargado de la presentación trata de escribir una carta a su madre, Vista se empeña en escribírsela a su tía. Tras tratar de seleccionar todo el texto, el sistema se rebela e incluso comienza a hablar de asesinatos.
Es decir, que tampoco es de extrañar, visto lo visto, que las grandes compañías terminen apelando a los mecanismos de comprensión que se activan con una única y sencilla frase. Aunque sea tan boba que solo diga que es el mejor móvil que han hecho.
Por cierto, seguimos esperando que presenten una batería que no obligue a cargar el teléfono cada día, eso sí sería un gran avance.