María Herreros: "Falta que nos vean como iguales. Que no se espere de nosotras solo cómics con mirada femenina"
Cuando María Herreros (Valencia, 1983) recibió el encargo de ilustrar una biografía de la pintora Georgia O'Keeffe tuvo que sumergirse en la figura de una artista que, según reconoce, "me inspiró un montón" y que se convirtió casi en una obsesión durante la pandemia.
Pionera de la abstracción, es considerada por los críticos como la "madre del arte moderno estadounidense", una mujer con una personalidad magnética, una viajera incansable y amante de la naturaleza que construyó su propia imagen y se labró su propio camino.
Todo ello se recoge en las 107 ilustraciones que se exhiben en Pontevedra, en el marco de la exposición El arte en el cómic, que se puede visitar en el Pazo da Cultura hasta el próximo 11 de noviembre. La propia María Herreros acudió a su presentación.
¿Cómo llega a ti este proyecto sobre Georgia O'Keeffe?
La editorial Astiberri y yo teníamos ganas de trabajar juntas. Habían editado ya varios cómics sobre exposiciones del Museo Thyssen. Me encargaron este y fue todo un honor. Georgia es una artista impresionante y me han dejado mucha libertad creativa. Fue como una de esas cosas que te llegan del cielo. Lo he disfrutado muchísimo y estoy muy orgullosa del resultado.
Supongo que ya la conocías, pero habrás tenido que sumergirte mucho en su vida, ¿no?
Estudié arte y conocía su figura, pero ni una centésima parte de lo que hay para aprender de ella. Algo muy chulo es que hay muchas cartas escritas por ella. Yo he podido utilizarlas para este cómic. Todas las palabras que aparecen son suyas propias. La investigación ha sido muy extensa. La dificultad fue elegir entre tanto material, pero lo he hecho muy a gusto.
"Hay algo muy importante de cara a abordar el feminismo. Ninguna mujer tiene que tener un historial intachable para admirarla"
¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de su figura?
Su fuerza, su carácter vital. Por eso yo tuve muy claro que quería hablar más de la persona que de la artista, aunque no se puede separar una cosa de la otra. Lo que más me ha llamado ha sido su asertividad. Yo he cambiado muchísimo desde que conozco su figura, como artista y como mujer. He llegado a admirarla. Me ha inspirado un montón.
Sé que suena a cliché, pero ¿era una mujer adelantada a su tiempo?
Mucho. Me gusta decir que incluso a pesar de sus contradicciones, algo muy importante de cara a abordar el feminismo. Ninguna mujer tiene que tener un historial intachable para admirarla. No se conformaba ante nada. Lo que más le gustaba era su libertad. No quería atarse a ningún movimiento por si su vida privada ensuciaba esa causa.
Y en un país, Estados Unidos, y una época, los años 20-30, que no eran nada fáciles...
Ella siempre fue muy rompedora. Hoy en día, a cualquiera le cuesta irse solo al campo y pasar una noche al raso. Ella dejó atrás a su marido y se fue al desierto. En un momento en el que las mujeres allí casi no podían ni conducir, cogió un Ford grande modelo A, lo vació por detrás y se montó un estudio de pintura móvil. Era una tía a la que no paraba nadie.
En esta biografía ilustrada llegas a aproximarte incluso a sus técnicas, ¿fue algo buscado?
Ver sus primeras obras con carboncillo me retrotrajo a lo que yo pintaba cuando era pequeña y no tenía materiales o a lo que estudié en Bellas Artes y que tenía muy abandonado por considerarlo muy académico. Decidí recuperarlo. Lo vi como un lazo chulo entre las dos. Lo usé en todo el libro y estoy muy contenta de la calidad gráfica que el carbón le ha dado al cómic.
Creaste esta obra en pleno confinamiento, ¿cambió tu forma de abordar el proyecto?
"El arte no está hablando de lo que habla la gente de la calle. Las personas no sienten que sea para ellos. El cómic puede actuar de puente"
Totalmente. Una situación tan límite hizo que estuviese muy abierta emocionalmente a sumergirme más en su figura. Además, estando confinada e intentando trabajar con un niño pequeño, adentrarse en la vida de una mujer que está sola en el desierto, con esos horizontes tan amplios y tanta libertad fue un bálsamo mental. Me ha salvado de este año tan raro.
¿Crees que abordar este proyecto como un cómic ayuda a que se divulgue más?
Hay una brecha entre el arte contemporáneo y el público que yo lamento mucho. Creo que es porque el arte no está hablando de lo que habla la gente de la calle. Las personas no sienten que sea para ellos. El cómic puede actuar de puente entre aquellos que quizá no se acercarían a ver una galería de arte contemporánea pero sí comprarían un comic sobre un artista.
¿Ves que este sea un buen momento para el mundo del cómic?
Lo veo muy bien. En España hay editoriales muy interesantes y hay mucho talento. Vayas donde vayas ves que hay mucha producción de artistas españoles. Falta que lo apreciemos más aquí y presumir de ese talento. Tenemos que poner los medios para que los artistas estén en mejor situación, que puedan producir más tranquilos y plasmar lo que les sale del corazón.
¿Y las ilustradoras estáis ya reconocidas al mismo nivel que vuestros compañeros?
Ya hace unos años que se nos incluye en el panorama, lo único que falta y que empieza a suceder ahora es que sea de la misma manera. También conceptualmente. Que no se espere de nosotras cómics con mirada femenina. Que se entienda que una artista puede abordar de todo, también ciencia ficción, terror o historias agresivas. Lo que queramos. Es como dar un segundo paso. Primero fue incluirnos y ahora que nos vean como iguales.
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