Victoriano Otero Iglesias: cronista oficial de Sanxenxo

02 de setembro 2022

Ayer se entregó el premio "Sanxenxo na Historia" a un vecino de Sanxenxo, jubilado desde hace 10 años y que trabajó en el concello de Sanxenxo durante 54 años: Don Victoriano Andrés Otero Iglesias. Se puede decir que Victoriano es historia viva de Sanxenxo y quizás el que más conoce su historia tanto por su experiencia vital, su larga trayectoria como trabajador del concello o por uno de sus hobbies… estudiar la historia de nuestro concello. Fue el artífice de la primera campaña turística de Sanxenxo, de la creación del famoso libro de las fiestas, de recuperar el escudo y la creación de la actual bandera de Sanxenxo, ha escrito muchísimos artículos sobre Sanxenxo, ha dado charlas, etc, etc, etc. Todo esto le hace justo merecedor de este premio y de la también Cebola de Ouro que se le concedió en 2016. Muchos le dicen "Lo tienes merecido", yo también. Esperemos que no sea su último premio y que nos siga deleitando con las historias de Sanxenxo que nadie más conoce como él.

Victoriano agradeció el premio y luego nos contó de dónde le viene esa pasión que tiene por la historia de Sanxenxo que adorno con la anécdota que contaré a continuación. Recordaba Victoriano su primer día de trabajo en el concello allá por los años 50s, tenía tan solo 16 años. Comentaba que lo recordaba como si fuese ayer, hasta la ropa que llevaba. Uno de esos primeros días llegó una señora (Sra.) al concello preguntando por el alcalde pues necesitaba un justificante de que su marido había trabajado en Sanxenxo como médico unos años atrás. Le dijeron que el alcalde no estaba, ya que solo despachaba al público creo dos mañanas a la semana y ese día estaba en Pontevedra. Entonces la Sra. preguntó por el siguiente al cargo, así hasta que llegó al último, eran solo tres funcionarios de aquella en el ayuntamiento, y llegaron al tercero, el primer oficial, el cual le contó que los archivos estaban en la planta alta junto al rejoj cuya caja ya ocupaba la mitad de la sala. Allí llevó a la Sra. y le enseñó los 36 bidones que contenían toda la documentación del concello. Resulta que pocos años atrás el concello se había reformado, estuvo en obras, y toda la documentación la metieron en bidones y los taparon porque consideraron que era la mejor forma para que no se dañaran al estar estancos. Esos bidones estuvieron unos años, mientras duraban las obras, en un bajo, próximos a una bodega de vino. Al finalizar las obras se llevaron a la planta alta del concello y allí se morían de risa. Al ver el panorama, el oficial le dijo a la Sra. que lo que pedía era imposible. A ver quien localizaba dicho documento entre tanto desorden…

La Sra. se fue medio indignada y al salir quedara con unas amigas, casualidades de la vida una era la mujer del alcalde. Les contó la historia y la mujer del alcalde básicamente le dijo… "Tranquila, ya yo le leo la cartilla a mi marido". Y así fue. El alcalde una vez en el concello les dijo a los empleados que había que conseguir dicho documento. Resulta que un empleado tenía un ojo de cristal, consecuencias de la guerra y usaba una lupa para ayudarse a leer. El otro era cojo y subir y bajar escaleras al archivo que estaba en la planta alta como que no. Y el último lo habían operado recientemente del pulmón y tampoco estaba para muchos trotes. Así que el alcalde dijo algo así como: "Tenemos aquí a este chico nuevo de 16 años…". Y así Victoriano comenzó a descubrir a Sanxenxo y su historia, y como no, después de un tiempo encontró el documento que la Sra. necesitaba. En sus ratos libres iba abriendo los bidones y juntando expedientes en montones según la temática. Cuando se fue a la mili con 20 años ya había organizado 16 bidones de los 36. A la vuelta de la mili con 22 años, eran dos años de aquella, vuelve al concello y fue a ver que habían hecho con el archivo. Seguía igual, tal como lo había dejado dos años antes y 20 bidones llenos de papeleos aún sin ordenar. Como veía que iba para largo, habló con un par de amigos que estaban estudiando y los convenció para que le ayudaran, y así, los sábados y domingos organizaban los papeles y entre los tres acabaron bastante rápido. Ahora surgía el problema de que no había estanterías, y aunque de niño Victoriano iba para carpintero, así nos contó, pero el "Yo soy yo y mis circunstancias" de Ortega y Gasset lo llevaron por otros derroteros. Victoriano convenció a un carpintero para que la ayudara a hacer las estanterías. Pero aquí no se acaba la cosa. Debido a la condensación dentro de los bidones (no había sido tan gran idea) los papeles y libros medio se deshacían. Resulta que el secretario tenía un amigo trabajando en una cárcel de Madrid donde hacían encuadernaciones. Hablaron con él, se enviaron los documentos por Renfe y volvieron encuadernados. De ahí que esos libros tengan documentos antiguos de principios del siglo XX pero las encuadernaciones sean mucho más modernas…

El día que dio su charla de este año en las XIII Jornadas de Sanxenxo na Historia contó Victoriano que cuando se retiró hubo una reunión con todos los alcaldes para los que había trabajado y aún vivían, y habían firmado un documento donde se comprometían a nombrarlo "Cronista Oficial do Concello de Sanxenxo". Por la razón que fuera, al final no se llevó a cabo, y se quedó en agua de borrajas (como tantas cosas…). Ayer, la concejala de Cultura, Paz Lago, llamó a Victoriano cuando le brindaba unas palabras por su premio y delante de todos dijo que lo emplazaba a una reunión para hablar y llevar a cabo lo que se había firmado años atrás, y aún no se había cumplido. Esperemos que se así sea, ya que nadie mejor que Victoriano Otero conoce la historia de Sanxenxo tanto desde dentro como fuera del concello. El Conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, también presente, dio la enhorabuena a Victoriano, y comentó que en Galicia conoce a muchos Victorianos y que son necesarios para que funcione la administración, empresas, familias… Galicia entera. ¡Enhorabuena por el premio Victoriano!