Un adiós laboral después de 42 años

22 de decembro 2018

Mi vida laboral comenzó un día del mes de Julio del año 1976, al escuchar en la emisora de Radio Pontevedra que Confecciones Peral necesitaba un aprendiz de dependiente.

La publicidad de aquel día podía haber sido de Almacenes Olmedo, Simeón, Confecciones Carrasco, Almacenes Clarita, Calzados Felipe, o las paqueterías de Garza, Rodiño etc. pero no, ese día fue Peral la empresa que buscaba un aprendiz.

Sin decírselo a mis padres me fui en busca de mi primer trabajo, en aquel momento no podía imaginar que sería mi primer latido de una aventura que comenzaría en esta empresa y me llevaría a estar 42 años seguidos en ella y que ahora lamentablemente termina su periplo sirviendo al público a lo largo de 60 años.

De los 60 años de existencia de mi empresa he vivido los últimos 42, fui testigo de cómo una empresa familiar llegó a ser una de las más punteras en su sector. De cómo año tras año fue creciendo y modernizándose continuamente para así poderle hacerle frente a la competencia de aquellos tiempos, donde teníamos una gran cantidad de comercios que se distinguían por su buena atención y sus buenos productos, lamentablemente la mayoría de estos establecimientos fueron desapareciendo dando paso a las grandes cadenas que hoy en día se hicieron con el mercado.

En Peral he vivido de todo en estos últimos 42 años, desde aquellos años setenta, donde fui testigo de los cambios en el vestir y en la sociedad, hasta hoy en día donde uno no se imaginaba que en tan poco tiempo lo que esto iba a cambiar, en lo relacionado con el mundo del vestir como en los cambios que hubo en nuestra sociedad.

En mi centro de trabajo fui viviendo la actualidad de nuestro día a día de una manera que otras personas no la viven, allí fue haciéndose parte de mi personalidad, fui aprendiendo de todos mis compañeros más veteranos, fui conociendo a cientos y cientos de clientes, muchos de ellos fueron la fuente donde yo iba adquiriendo conocimientos del día a día de nuestra ciudad y alrededores, porque aparte de vender el producto que necesitaban, nuestra venta iba más allá y el cliente fiel buscaba en ti alguien con quien compartir sus preocupaciones, sus alegrías y sus penas.

Quizás los dependientes merezcamos el título de psicología por los méritos contraídos a lo largo de tantos años...

Hemos atendido en todos estos años a todo tipo de clientes que puede haber, aquellos reservados, distraídos, habladores, indecisos, enojados, los sabelotodo, los negociadores......,altos, bajos, morenos, rubios, niños, abuelos, madres, esposas desesperadas porque su marido no sabe vestirse, chicas enamoradas en busca de un regalo, chicos perdidos en no saber que regalar.......

Uno de los recuerdos más grabados que tengo son las parejas de novios ( algunas de estas parejas somos íntimos amigos hoy en día), venían a comprar sus vaqueros a La Cabaña, se casaron, tuvieron hijos, forme parte indirecta de sus comuniones y sus bodas, si, sus bodas, porque algunos de esos niños que tuve el placer de vestirlos de comunión, también los vestí de novios, en muchos casos uno ya formaba parte de la familia sin quererlo.

Así que he vivido de todo en mi trayectoria profesional, de cada década podía contar mil y una historias.....

Pero en mi empresa también logré lo mejor de todo, me enamoré de Carmela, una compañera que ya llevaba trabajando un año más que yo y que también hoy se despide de su trabajo de toda la vida, ahí es nada, 43 años trabajados al pie del cañón, solamente con la ausencia del momento de ir a dar a luz de nuestros dos queridos hijos Marcos y Adrián.

Quizás de todo esto que expongo, lo que siempre más nos ha dolido a Carmela y a mí, fue el no poder disfrutar como quisiéramos de la niñez de nuestros hijos, nuestro trabajo nos lo impedía, siempre teníamos que explicároslo y vosotros de pequeños no entendíais el porque los padres de vuestros amigos podían asistir a los eventos del colegio, por poner un ejemplo, y nosotros ninguno de los dos tuvimos ocasión de disfrutar de esos momentos en que requeríais nuestra presencia, sabemos que los abuelos Bernardino y Marisa nos suplieron a la perfección.

Os pedimos perdón hijos, perdonadnos por esas ausencias que no entendíais y que nosotros intentamos solventar con los días donde pudimos estar juntos todos, fueron inolvidables los momentos que pasamos con nuestros compadres y sus hijos.

Carmela y yo queremos también expresar, en esta despedida, nuestro eterno agradecimiento a nuestros queridos jefes, D. Antonio y Dª Conchi, gracias por todos estos años que habéis depositado en Carmela y en mí vuestra confianza para desempeñar nuestro cargo lo mejor que hemos podido en todo este periplo. Es para nosotros un orgullo haber sido parte de los éxitos de vuestra empresa y también de estar ahí en los momentos duros y entre todos capear juntos las crisis que tuvimos en cada época.

También nuestro agradecimiento a vuestros hijos que tomaron hace unos años las riendas de la empresa, formando un equipo que intentamos lo imposible para seguir adelante, las circunstancias, las miles de circunstancias, hacen que no podamos seguir con las puertas abiertas, cómo así era vuestra intención.

Mi agradecimiento y el de Carmela también se extiende a todos y cada uno de los compañeros que tuvimos a lo largo de tantos años en Peral, Creaciones Garbo, Garbo Sir, La Cabaña, Peral Lenceria y Antius.

Sería interminable nombrar a todos y cada uno de vosotros qué pasasteis por Peral, estoy seguro que a una gran mayoría de empleados de Peral fue una excelente escuela para vuestra carrera profesional, así lo demuestra que muchos de vosotros hoy en día sois empresarios en distintos ramos comerciales, Carmela y yo guardamos un grato recuerdo de todos, gracias compañeros y compañeras por vuestro apoyo y compañerismo, gracias a vosotros crecimos como profesionales y como personas.

Terminamos queriendo dar las gracias a todos aquellos miles y miles de clientes ( un recuerdo especial a nuestros fieles clientes que año tras año cuando llegaban desde México, Argentina, Brasil, Francia, Suiza, Italia etc. nos visitaban) que a lo largo de estos años han sido fieles a nuestra empresa, gracias por mantener el comercio local, gracias por compartir tan buenos momentos y por confiar en nosotros a la hora de asesoraros y aconsejaros con nuestra humilde experiencia.

Fue maravilloso poder serviros.

Juan José Esperon Recarey.

 

Os dejo el enlace de mi blog donde voy recogiendo una parte de nuestra vida comercial a lo largo de tantos años, 60 años son muchos años !