The Affair: ¿dos puntos de vista o dos realidades?

16 de xaneiro 2015

Su primera temporada finalizaba en diciembre del 2014 y apenas unos días después ya ha ganado uno de los premios más importantes del panorama audiovisual. The Affair se hacía esta semana con el globo de oro a la mejor serie dramática de televisión y es que no cabe duda de que es una serie, cuanto menos, diferente.

Lo primero que destacaría es el "cómo": uno de los puntos fuertes y desde luego el aspecto que la distingue del resto de las series es la forma de contar la historia. The Affair se desarrolla en un flashback, los protagonistas hablan de su pasado en una comisaría con el fin de resolver un asesinato cometido (hasta ahí todo bastante normal y típico en muchas series) pero al tratarse de dos interrogatorios diferentes, la trama se nos presenta siempre desde dos puntos de vista opuestos. Estamos ante un hecho fundamental que es la acción que mueve la trama, una relación que se lleva a cabo por dos amantes (el título es descriptivo) pero accedemos a esa historia desde las visiones diferentes de los dos protagonistas: la mujer y el hombre; repitiéndose muchas veces los mismos momentos desde ambas partes.

¿Dos puntos de vista de una misma realidad o dos realidades diferentes? Aquí entramos en un tema filosófico interesante, Aristóteles decía que"La única verdad es la realidad", pero en esta serie cada uno de los personajes recuerda cosas muy diferentes, a veces son sólo detalles insignificantes pero otras son trascendentales y cambian por completo la concepción de lo sucedido... Una dualidad que responde al ego y a la subjetividad de cada uno, lo que para uno es más importante para el otro es superfluo y al revés.

"Los recuerdos verdaderos parecían fantasmas, mientras los falsos eran tan convincentes que sustituían a la realidad" (Gabriel García Márquez).
¿Qué versión es más fiel a la realidad? ¿Lo que ella recuerda o lo que él recuerda? He aquí el quid de la serie y sin embargo, algo que no tiene tanta importancia como parece. La realidad es una y aun teniendo diferentes versiones de lo ocurrido, lo importante son los hechos globales, y hay que darle peso al todo por encima de las partes.


El qué: la serie no sólo se queda ahí, su forma original de ser contada es (como os decía) el valor para mí más fuerte de la serie. Pero si no hubiese una trama interesante la serie no se sostendría. Y es que a pesar de ser una trama manida, una infidelidad, un "affaire" entre dos personas casadas; la historia resulta acaparadora e impactante. Dos personas que se ven inmiscuidas en una situación que en principio no buscan y en la que tampoco sabrán actuar ni entre ellos mismos ni con sus respectivas familias. Cotidianeidad y anormalidad se contraponen en las vidas de los protagonistas a lo que se suma un asesinato sin resolver.

Resumiendo, destacaría que tanto en el cine como en las series a veces es tan importante el fondo como la forma. Las historias son la base de toda pieza y eso está claro, pero si hay algo que muchas veces olvidamos es la forma, las infinitas posibilidades que existen en el cómo contar algo van a cambiar el concepto que tengamos de ese algo siempre. Y es que a veces es tan importante lo que vivimos como el cómo lo vivimos, volvemos a la subjetividad y a los puntos de vista y es que qué le voy a hacer si "yo soy yo y mi circunstancia⿦" (Ortega y Gasset).