Muchas veces nos preguntamos cuáles son nuestros valores y prioridades en la vida; para unos será la Economía, para otros el Amor… según las personas existen innumerables prioridades, que cambian y mutan a través de los años. Lo que permanece constante en la raza Humana es la Fraternidad, ese anhelo de unión y pertenencia a una especie que a todas las personas vincula y que nos hace sentirnos parte de un mismo cuerpo invisible, con sensibilidad pareja, como si fuéramos órganos de un mismo cuerpo.
Sí, los vínculos fraternos se producen entre hermanos, hermanas, y de esa manera se establecen vinculaciones de sangre y emociones, de sentires y pensamientos. Pero no es necesaria la consanguinidad para establecer tales vínculos. Se puede establecer Fraternidad de orilla a orilla, de edad a edad, de género a género, de unos individuos aparentemente ajenos a otros.
Lo que iguala y une a la especie Humana es un factor común inasible e intangible, como un hilo de luz que establece conexiones vitalicias e invisibles entre unas personas y otras. Pasa por la comunicación, la curiosidad, el asombro, la ternura, el sentir y la fragilidad, así como la necesidad de perdurar y por qué no, el miedo. Pasa por la capacidad creativa, la afición al deporte, la vulnerabilidad al Amor, el deseo de pertenencia a una comunidad determinada.
Esto hace que los Humanos seamos iguales, estemos a distancia o en la cercanía, tengamos la epidermis de un color o de otro, sea cual será nuestro género asignado o elegido, independientemente de nuestra Fortuna o Pobreza.
Lo que nos hace Iguales , que jamás perderá valor ante las circunstancias ni el Destino.
Sí, la Fraternidad hace que nos demos la mano, que olvidemos orígenes y patrimonio, que podamos unir campos y corazones en la distancia, que nos unamos por ese hilo invisible que es la vinculación psicológica y la esencia, esa esencia que nunca termina y que parece inasible a inagotable, el deseo de vivir y el pálpito de existir en un Carpe Diem constante.
Es por ello que pese a circunstancias adversas, nunca hemos de sentirnos solos, puesto que llevamos imprimado en la frente el sello de aquello que nos une más allá de lenguas y ropajes, de deseos y anhelos aparentemente distintos.
La Fraternidad Humana es como una gran red invisible que nos vincula dulce y fuertemente y nos hace partícipes de todo aquello que deseamos gozar en esta vida, a saber, comunicación, sentimiento, cohesión , esperanza.
Podemos estar lejos, cerca, podemos sentir numerosas e infinitas sensaciones , incluidas soledad o temor, pero nos consuela saber que allí , al otro lado, existen múltiples otros corazones anhelando lo mismo que el nuestro: palpitar y pertenecer.