Pontevedra, ¡Tan bonita!

26 de xuño 2022

Era una mañana soleada y aquella persona decidió dar un paseo por la ciudad, salió de su casa con muchas ganas de observar sin prisa, con detenimiento, todas las bellezas de las rúas.

Subió las escalinatas de la Basílica y se quedó un rato contemplando el magnífico retablo pétreo que constituye la fachada oeste, obra de Cornielis de Holanda, se compone de tres cuerpos, en cuyo centro se abre un arco románico para dar paso al interior.

Observó de abajo hacia arriba y enseguida descubrió a los personajes que aparecen: a la derecha San Pablo, Felipe II, San Jerónimo (con gafas) y Santa Bárbara; a la izquierda San Pedro, Carlos I, Santa Catalina y San Gregario.

Más arriba el rosetón, a los lados, dos bustos que se cree pertenecen a Colón y Hernán Cortés, el rosetón aparece rodeado de ángeles en representación del cielo.

Encima del rosetón, la Asunción de la Virgen y un poco más elevado la Santísima Trinidad con la curiosidad de que el Hijo no está en la diestra, sino a la izquierda.

Una preciosa crestería, a modo de encaje, remata la fachada con el Calvario, la Cruz en el centro y a los lados la Virgen y San Juan.

A la derecha puede ver a Teucro (el mítico fundador de la ciudad) y a la izquierda San Miguel (patrón de los hombres del mar).

Llega nuestra amiga al Campillo. Está situado a la izquierda de la Basílica, que está circundado por la muralla, que constaba de una longitud de casi dos kilómetros; algunas casas son del siglo XIX, constituyendo un marco incomparable para reposo durante el día.

Ahora baja por la calle de Isabel II, una larga cuesta que termina en la Calle Real, pero en su camino irá dejando cosas interesantes que ver, recordó que Isabel II fue reina de España hija de Fernando VII y su cuarta esposa María Cristina de Nápoles, la calle lleva el nombre desde 1854, antes se llamó "Soberanía Nacional" de Carlos III y "de la correría".

Al comenzar la calle y adosada a la Basílica encuentra una imagen de la Virgen de la O (Patrona de Pontevedra) debajo de ella se encuentra un sepulcro donde, posiblemente, esté enterrado Alfonso de Baltuino.

Deja dos calles: la de la platería Vella y la de la Amargura, donde tenía lugar el encuentro de la Virgen con su Hijo el Viernes Santo. En ella estuvo instalado el cuartel de carabineros, en una casa del siglo XV, cuya puerta se abre bajo un arco con escotadura en el centro, que lo asemeja a un cortinaje (arco conopial), en esta casa en los años 50 hubo una escuela de primaria, el escudo pertenece a la familia Vaamonde.

A la izquierda deja el callejón de San Martiño, en una de cuyas casas vemos un escudo que perteneció al Arzobispo de Santiago, Juan de San Clemente.

Deja también a su paso la Rúa Alta que se llamó "das ovellas" en el siglo XIV y también se cree que llevó el nombre de Domingo Robeira aunque se le conocía por la calle de Primo por un horno que había allí, también hubo otro más tarde, el de Barquerito. Lleva el nombre de Rúa Alta desde 1854. Sus casas tienen soportales con columnas cilíndricas y altos muros. En ella se dice que estuvo la "aljama" (de al- yama) lugar de reunión, o barrio judío.

No olvida hacer una visita a la Capilla de la Virgen (antiguo colegio de las Madres Doroteas), se llama de la Hermana Lucía por haberse aparecido la Virgen en la celda de esta monja, lugar de gran recogimiento, esta calle se llamó "Do peso da Fariña".

Llega nuestra paseante a la Plaza de Rogelio Lois que se conoce como las "cinco calles" un poco antes se encuentra una casa con una inscripción en caracteres góticos que dice "Esta obra mandou facer Esteban Martínez, regidor; era de CCCLXXX" , en medio de ésta hay un escudo con dos conchas y dos hojas de higuera en forma de cruz, un poco más arriba otro, éste redondo con flores de lis y en su cimera plumaje de hidalgo, y dos escudos más iguales.

En la plazuela se encuentra una casa en la que vivió Valle Inclán y un artístico crucero del siglo XVIII (1773), en la parte inferior del fuste están representados Adán y Eva, un poco más arriba San Antonio y en la parte superior sobre el capitel el Crucificado con un fraile.

Por fin llega en su paseo a la calle Charino, en ésta sus recuerdos no van dirigidos al personaje en toda su extensión, sus recuerdos ahondan más en sus amigos, en la cocina de su casa, en lo bien que lo pasaban con poquísimo dinero y en el cariño que todavía perdura entre aquellas personas que se reunían en los años 50. Siente mucho que la calle sólo se componga de bares, cuando en aquel tiempo las puertas no se cerraban y todos formaban una gran familia. Aparece la nostalgia y ella... sigue su camino.