08 de febreiro 2024

Leo una vez más el trabajo nostálgico de un amigo, publicado en PV, periódico que con ciclópea benevolencia y paciencia, también recoge mis comentarios, (¡ cuántas veces anodinos. insubstanciales, infantiles, atemporales, improvisados, sin corregir,...!), defectos producto de un ansia tal cual hambre canina de sentir el goce de verme publicado apresuradamente, harto de no lograr dar forma a la idea que impulsó el comentario, cuando comienzan a bailar las letras y presentas lo impresentable.

 

Anda el amigo en cuestión rondando mi mismo tiempo existencial y, por tanto reacciona cosmológicamente como un buen géminis al igual que yo, ora escribiendo como Pólux, ora escribiendo como Cástor, sobreponiéndose a las consecuencias de nuestras vejeces, la vejez de cada uno, claro, que nos han tocado adornadas con las vidas de pequeños seres que vienen a complicar el proceso del deterioro, causando el deseo (eso siento yo) de abandonar imposiciones, vacunas y consejos y dejar el kayak sin gobierno que sortee por si mismo los obstáculos del embravecido rio.

 

A poco de comenzar esta segunda lectura de su comentario aprecio las coincidencias del trabajo de mi amigo con trabajos inéditos, apuntes,ideas,bocetos, pensamientos... que pululan por los rincones más impensables de mi PC, lo que, de buenas a primeras podría darme que pensar que llevamos años "plagiándonos" cuando menos en la intención y el lenguaje común utilizado en el discurso de las nostalgias, que es igual para todos.

 

Ante tanta coincidencia natural me doy cuenta de que la paranoia siempre encuentra resquicios para colarse en las mentes... a no ser, claro,que mis hobys y mis defectos hayan sido robados por Electra o por el Doctor No lo que justificaría que las experiencias de Pedro (así se llama) y las de todos todos nosotros en general sean siempre las mismas y no demos para más.

Supongo que el rictus literario, la arruga final, la madre de todas las arrugas, el gesto final con que culminamos el hueco de la ruleta cuando ceja de rodar es el mismo para todos cuando hablamos de los recuerdos; entonces me quedo tan solo con las rutinas comunes y, como si de una carta abierta se tratase, abro una espistola personal para decirle:

 

Lunes, 5 de febrero de 2004

Sr. D. Pedro Macías

 

Mi querido amigo Pedro:

Comenzaré disculpando mi silencio diciendo que "mea culpa" no saludarte a ti y a tus comentarios. No es que mi agenda esté a tope,no, todo lo contrario. Me sobran dedos de una mano para cumplir el protocolo de un saludo con los amigos. Ya se lo tengo dicho a Ricardo Araujo, abandonado también por mi saludo, pero ¿de qué escribir con más frecuencia?

Ahora nuestras vidas son los rios que van a dar a aquel mar, ya sabes, ya; con permiso del poeta podemos descubrir el mar referencial y ver las rompientes de la costa, y aunque nada esté definitivamente hecho, "Ite misa est".

Te he visto en foto en PV; llevas bastón y te noto algo mayor, pero tambien siento como emergen tus fuerzas cuando te leo. Eso está bien. Saludo tus trabajos y para que sepas que te aprecio. Hago público (bueno, si en PV me dejan) mis deseos de seguir leyéndote mucho tiempo más, por el bien de los dos.

Un abrazo.