El parricidio de Moraña muy presente, de la condena de David Oubel a la reivindicación de la madre de las víctimas

Pontevedra
30 de diciembre 2020

La crónica judicial y de sucesos de este 2020 también tuvo un marcado protagonismo del poblado chabolista de O Vao, en el que se realizaron dos redadas importantes antes y durante el estado de alarma por la covid-19 y, además, un incidente en el que los vecinos del poblado atacaron a pedradas a la Policía Local y la Guardia Civil

David Oubel, el parricida de Moraña
David Oubel, el parricida de Moraña / Mónica Patxot

El nombre de David Oubel Renedo, tristemente conocido por el parricidio de sus hijas de 4 y 9 años con una sierra radial en Moraña en 2015, ha vuelto a la actualidad en 2020. Tanto por 'méritos' propios porque sumó una nueva condena como a través de su ex mujer y madre de las dos víctimas, Rocío Vieitez, que el pasado 25 de noviembre rompió el silencio que la caracterizó desde el doble crimen para contar su sufrimiento

Coincidiendo con el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia sobre la Mujer, realizó una publicación en sus redes sociales para relatar que está viviendo una situación que ni tiene nombre, perder un hijo, y recordar a otras madres con la misma tragedia: "Nosotros tenemos tatuada la violencia de género en la piel y ni somos víctimas". 

Rocío Vieitez pidió que su mensaje se difunda para pedir cambios y leyes de protección para estos "huérfanos de hijos", pues cada 25 de noviembre suele recordarse a las víctimas y pedirse medidas para frenar la violencia machista, pero olvidar a las que siguen vivas sufriendo condenas como la suya.  

"Ellas murieron y merecen ser recordadas, pero mirad también lo que queda", pidió y explicó que el sufrimiento no finalizó con la "pérdida brutal, execrable de nuestros úteros", sino que "sigue después" con los gastos derivados del proceso judicial, las deudas que les dejan las personas que matan sus hijos y la certeza de que llegado un momento los asesinos empezarán a tener permisos mientras ellas siguen llorando la pérdida.  

En cuanto a su ex marido, que en 2017 se convirtió en el primer condenado en España a la pena de prisión permanente revisable, en marzo de 2020 sumó una nueva condena. Deberá cumplir tres años y medio de cárcel como autor de un delito continuado de apropiación indebida agravada y pagar una multa de 9 meses y 1 día con una cuota diaria de 5 euros (un total de 1.355 euros) y una responsabilidad civil de 69.651,95 euros.

El fallo judicial es firme, pues él mismo se conformó. En concreto, ha sido condenado por un comportamiento que se remonta a su época como gestor inmobiliario en una empresa de Caldas de Reis que tenía con su hermana. Entre 2012 y 2015 (el 31 de julio de ese año entró en prisión por el brutal crimen cometido sobre sus hijas), Oubel se aprovechó de su condición de autorizado en las cuentas bancarias abiertas por comunidades de vecinos de Pontecesures, Moraña, Cuntis y Caldas que gestionaba para quedarse con su dinero.

ACTUACIONES EN O VAO

La crónica judicial y de sucesos de este 2020 también tuvo un marcado protagonismo del poblado chabolista de O Vao, en el que se realizaron dos redadas importantes antes y durante el estado de alarma por la covid-19 y, además, un incidente en el que los vecinos del poblado atacaron a pedradas a la Policía Local y la Guardia Civil.

En marzo, justo un día antes del estado de alarma, la Guardia Civil realizó un operativo contra el tráfico de drogas en O Vao de Arriba con diez detenidos, todos del mismo clan familiar. De ellos, cuatro ingresaron en prisión provisional por los delitos de pertenencia a grupo criminal organizado, tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas.

Con esta operación, la Guardia Civil consideró desarticulado un importante punto de venta y distribución de drogas a pequeña y mediana escala en el poblado de O Vao, que concluyó con la detención de los integrantes de esta familia, algunos de cuyos miembros ya habían sido condenados por otra operación similar llevada a cabo en el mes de abril de 2016.

En mayo, en pleno estado de alarma, dos agentes de la Policía Local de Poio y cuatro de la Guardia Civil de Pontevedra resultaron heridos en una reyerta por la que fueron detenidas diez personas. El auto judicial que ordenó el ingreso en prisión comunicada y sin fianza para los diez vecinos del poblado concluyó que los agentes municipales de Poio fueron víctimas de una emboscada intencionada al ser atacados a pedradas y palos en una acción "conjunta y coordinada".

Tras el incidente, y a través de un vídeo, los habitantes del poblado pidieron perdón"Nos arrepentimos públicamente. Fue un equivoco y reconocemos el error de lo que le hicieron a los policías locales", pidieron el pastor y el patriarca.

Poco después, en junio, en plena desescalada, la Guardia Civil volvió a O Vao. Fue una operación contra el tráfico de drogas a pequeña y mediana escala en la que hubo seis detenidos. La operación, bautizada 'Desfiladero', supuso un duro golpe contra el menudeo de sustancias estupefacientes en el lugar de O Vao de Abaixo, pues los agentes irrumpieron en la chabola que está considerada como el punto más activo de venta de drogas en esta zona del poblado.  

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