La aprobación del presupuesto para 2017, tras un acuerdo 'in extremis' con Marea, permite al gobierno municipal de Pontevedra terminar el año de una forma mucho más tranquila -desde el punto de vista político- de lo que han sido para ellos estos últimos doce meses.
El BNG gobierna sin mayoría absoluta y, tras no llegar a acuerdos en temas sensibles con ningún partido de la oposición, han sido varias las 'pinzas' entre PP, PSdeG-PSOE, Marea y Ciudadanos que han amargado al equipo de Fernández Lores. Tanto que éste se ha cansado de acusarles de ir en contra del modelo de ciudad, retándoles a presentar una moción de censura.
Una de las más recurrentes ha sido la relativa a los 'lombos'. Han sido varias las ocasiones en donde la oposición ha intentado forzar al Concello a cambiar su política de calmado de tráfico. Tanto la modificación del reglamento de circulación como la propuesta para crear vías sanitarias unieron a todos los partidos contra el BNG. Eso sí, hasta ahora nada ha cambiado.
Lo mismo ha ocurrido con el PXOM. En 2016 también se habló -y mucho- de renovar el plan urbanístico de Pontevedra. Hubo hasta una comisión de estudio, presidida por la oposición, pero se quedó en eso. En estudios y declaraciones de intenciones. La negativa del gobierno, avalada en este caso por ser asunto de su competencia, hizo que siguiera en el cajón.
O con el compostaje. El Concello ha seguido adelante con la implantación en Pontevedra del nuevo sistema de aprovechamiento de los residuos orgánicos, a pesar de que cada vez que el asunto fue al pleno -tanto en lo relativo a la planta de A Canicouva como en la compra de composteros comunitarios- no lograron el apoyo de la oposición municipal.
Eso sí, no solo ha tenido sinsabores el gobierno municipal. En este 2016 también ha habido alegrías. Como los diez millones de euros que ha concedido Bruselas a Pontevedra en la convocatoria de los fondos europeos o los nuevos reconocimientos que ha logrado el modelo urbano tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, como el último recibido en Pekín.
Nuevos espacios públicos se han sumado a la peatonalización, con una mayoritaria satisfacción vecinal, como Barcelos o la nueva plaza creada delante del Hospital Provincial; y acuerdos con Deputación -Ronda Leste, campos de hierba sintética- o la Xunta -edificio judicial, Montecelo, reforma del inmueble de Benito Corbal o variante de Alba-, también han sido celebrados.