Dos guardias civiles acusados de ser 'topos' de narcos niegan las filtraciones de 2.500 archivos confidenciales
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Los agentes de la Guardia Civil Javier López Suárez y Diego Fontán Cuesta y el empresario y presunto narcotraficante Juan Carlos Santorum Navazas sentaron este martes en el banquillo de los acusados para ser juzgados como supuestos integrantes de un grupo criminal que obtenía información confidencial de investigaciones del Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) y se la facilitaban a narcotraficantes. Los tres negaron las filtraciones de información, que habría alcanzado los 2.500 archivos, muchos de ellos de actuaciones protegidas por secreto de sumario.
Los tres serán juzgados durante toda la semana por la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra. El juicio comenzó este martes con la declaración de todos ellos, que no se salieron del guión a pesar de los largos interrogatorios de la fiscal encargada del caso, Marta Durántez, y mantuvieron que no formaban ningún grupo y nunca revelaron información secreta. Además, sus abogados defensores alegaron diversas causas para pedir la nulidad de todo el procedimiento judicial contra ellos, petición que contó con la oposición de la fiscal.
"Yo no difundí nada", aseguró Javier López, que, además, define a Diego Fontán como un guardia civil "fiel al trabajo" y que ese compañero al que se localizaron 2.000 archivos de ECO Galicia en el ordenador "nunca ha trascendido nada a través de él" Diego Fontán también negó cualquier implicación y asegura que tenía en su casa esos archivos porque se los facilitó Javier cuando le pidió ayuda para una investigación. Juan Carlos Santorum negó que los 500 archivos que aparecieron en un ordenador de su casa fuesen suyos e insinúa "persecución policial".
Javier López, como miembro integrante del ECO Galicia, se encargaba, según el fiscal, de apoderarse o sustraer la información sensible o datos reservados de carácter personal que obraban en los archivos y sistemas informáticos utilizados por la mencionada unidad policial. Diego Fontán se apoderaba supuestamente de información del Equipo de Drogas y Crimen Organizado de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Pontevedra aprovechando que, por su destino profesional, compartía dependencias con este equipo dentro de la Comandancia de Pontevedra. Además, se encargaba de difundir los datos que obtenían tanto él como el otro procesado.
Esa información llegaba, según el fiscal, a personas ajenas a la Guardia Civil, entre ellas y fundamentalmente, las personas afectadas por las investigaciones policiales que difundía, la mayoría de ellas referidas a actividades de narcotráfico. Diego Fontán se la facilitaba directamente a los interesados o a través del tercer procesado, Juan Carlos Santorum, vinculado policialmente con el narcotráfico, una actividad que se frustró como resultado de una investigación interna de la propia Guardia Civil.
Según la Fiscalía, operaron de manera "estable y continuada", al menos, desde febrero de 2013, fecha en la que se descubrieron las primeras fugas de información, hasta el 30 de julio del mismo año, día que se produjeron las detenciones.
Los dos guardias se enfrentan a una pena de once años y medio de prisión por un delito continuado de revelación de secretos en concurso medial con un delito de encubrimiento y de un delito contra la intimidad cometido por funcionario público en el seno de un grupo criminal. Además, piden que sean suspendidos de empleo durante tres años e inhabilitados de forma absoluta durante otros doce. Para Juan Carlos Santorum pide siete años de cárcel por un delito de revelación de secretos y otro de integración en grupo criminal.
Estas fueron las declaraciones de cada uno de ellos:
Juan Carlos Santorum Navazas fue el tercero en tomar la palabra en la Audiencia Provincial y el más breve de los tres. Los testimonios fueron de más a menos largos, tardando unas tres horas Javier López, más de una hora Diego Fontán y apenas unos minutos este presunto narcotraficante. Fue el más breve porque tan sólo quiso declarar a preguntas de su abogado defensor.
Vinculado desde hace años con el narcotráfico, este vecino de Vilanova de Arousa llegó a ser juzgado tan sólo una ocasión y resultó absuelto, de modo que en su testimonio insistió en que no tiene antecedentes y que si aparece continuamente mencionado en operaciones contra el narcotráfico es porque sufre "persecución policial".
En su declaración negó todas las acusaciones formladas por la Fiscalía y aseguró que "nunca" le habían pasado información sensible de la Guardia Civil. A pesar de que en un registro de su vivienda apareció un ordenador con 500 documentos de investigaciones de ECO Galicia, él aseguró no tener nada que ver con esa información e insinuó que alguien la puso allí, pues el aparato era de su hijo, estaba en el garaje y, cuando lo encontraron los investigadores, no lo abrieron, sino que los archivos aparecieron más tarde.
Este presunto narcotraficante también reconoció que el acusado Diego Fontán le dejó notas manuscritas en su casa en las que le indicaba distintas citas, pero negó que le hiciese caso. El autor de las notas aseguró que intentaba que se convirtiese en su confidente para su trabajo en la Guardia Civil, pero él aseguró no querer saber nada del asunto.
Diego Fontán Cuesta era guardia civil de la Policía Judicial y también hostelero y propietario del local 'Oceans' en San Vicente do Mar (O Grove) y declaró que sólo conocía a Juan Carlos Santorum porque era cliente del negocio junto a su mujer. Conocedor de su supuesta vinculación con el narcotráfico, intentó captarlo como informante y por eso justifica que dejó en su casa varias notas manuscritas citándolo en distintos lugares y días. Sin embargo, asegura que él nunca respondió a sus peticiones y se quedó sin confidente.
En su ordenador fueron localizados 2.000 archivos de ECO Galicia y consta que un pendrive que se conectó a su ordenador procedía de los equipos de la unidad de Javier López. También para esta prueba tiene justificación, pues asegura que un día su compañero le llevó toda esa documentación, un disco duro y varios pendrive y le pidió que le ayudase con una investigación, pero él no llegó a ayudarle y, además, incluso se había olvidado de que tenía esos datos allí cuando lo encontraron los compañeros que lo investigaron y detuvieron.
A Javier López asegura que lo conoció en la academia y que tenía amistad con él, pero no más que, por ejemplo, con el teniente de ECO Galicia, con el que aún mantiene buena relación. Negó relación con el resto de presuntos narcotraficantes a los que la Fiscalía mantiene que facilitó información y fue tajante al asegurar que nunca facilitó datos de la Guardia Civil a delincuentes.
El acusado rompió a llorar en un momento del interrogatorio en el que la fiscal le preguntó por conversaciones que mantuvo con uno de esos presuntos narcotraficantes, José Manuel Vidal Padín, 'el burro', pues asegura que se trataba de un confidente de su padre, que había sido mando del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA), y que esos días le llamó para preguntarle por la salud de su progenitor, que poco después falleció por un cáncer.
En la actualidad, Diego Fontán está de baja laboral y su abogado aportó a la Audiencia Provincial un informe en el que asegura que está "incapacitado para cualquier profesión". Tiene, según su defensa, un trastorno adaptativo.
Javier López Suárez declaró que era amigo de Diego Fontán, al que conocía desde la academia, pero negó que le facilitase de forma masiva información confidencial, pues tan sólo reconoció que en una ocasión le facilitó un listado oficial de fuentes activas de la Guardia Civil para ayudarle en sus investigaciones y que en otras ocasiones comentaron operaciones en las que ambos estaban inmersos, pero nunca con la finalidad de que la información llegase a terceros o a los investigados, sino para facilitar el trabajo de cada uno, a modo colaborativo.
La Fiscalía mantiene que extrajo documentación confidencial tanto de investigaciones de las que formaba parte como de información para la que no estaba autorizado, pero él negó la mayor en ambos casos, llegando a asegurar que estaba al tanto de todos los casos que llevaba ECO Galicia en 2013 y que ninguna información de la que se localizó en su poder fue sustraída de forma irregular, sino usada para su trabajo habitual. "Estábamos autorizados para hacer de todo", aseguró.
Cuando fue detenido llevaba encima un pendrive con información sensible como los turnos de trabajo y datos personales de sus compañeros, un listado de matrículas de investigaciones o un listado de fuentes, pero él justificó que lo llevaba porque dos días después debía incorporarse al trabajo después de una baja y quería ponerse al día en casa con una investigación. Los turnos de sus compañeros se los llevaba para saber cuándo estarían de vacaciones y cuándo podría pedir él días libres que tenía pendientes. Le hizo una fotografía a la pantalla del ordenador y la envío a través de Line porque era una práctica habitual entre todos los compañeros.
Tanto ese pendrive como uno que apareció en la casa de sus padres en Ames pertenecían a ECO y el primero consta que se usó en varios ordenadores de la unidad y también en el del acusado Diego Fontán. Él lo atribuye a que entre compañeros siempre compartían los dispositivos y ese en concreto llevaba varios días enchufado en el mismo ordenador cuando lo cogió.
El acusado negó cualquier relación con Juan Carlos Santorum, al que solo conoce porque salía en las investigaciones en las que trabajaba. Ya no está actualmente en ECO Galicia, sino en la unidad de seguridad ciudadana de Potes (Cantabria).
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