Como es costumbre, la judicatura
ha demostrado un afán enfermizo:
Dar privilegio al infame chorizo
y al desvalido pasarle factura.
Como Josefa de Fuerteventura
no tiene cuenta en un banco suízo
la acusan de levantar un chamizo
y el juez le aplica la pena más dura.
¿Y si es un político al que se imputa?
Le ofrecen inmunidad absoluta
por descarado que fuera el chanchullo.
Y sin embargo, el "pringao" que tributa,
no sólo abona una injusta minuta
sino que termina después en el trullo.
Y con esto concluyo:
En este país, que es siempre tan suyo,
La diosa no es ciega, es prostituta.
Yo también soy Josefa
26
de agosto
2015
Actualizado:
18
de xuño
2024