Escucho a la persona que me atiende habitualmente a la hora del café y, no dejo de sorprenderme cuando aporta a nuestra tertulia una idea que desgraciadamente cala en parte de la sociedad. Habla de que algunos de los que le rodean en su ciudad rechazan trabajos de 700 euros porque cobran 500 euros de la renta mínima, en definitiva según él "no quieren trabajar". Asegura desde su "atalaya", (650 euros mensuales por un trabajo de más de 54 horas semanales) que a esa gente deberían quitarle la paga.
Otro contertulio intenta contrarrestar su reflexión, incidiendo en que la postura de sus vecinos es lógica y, que tiene mucho mérito por trabajar con ese salario, pero que su propuesta debiera de ser: ¡los entiendo, hay mucha precariedad!, ¡deberíamos todos hacer un frente común para conseguir mejoras! Pero no, él se mantiene en sus trece, con críticas continuas a sus iguales, olvidándose de los verdaderos responsables de su situación.
Durante un viaje por Ecuador, descansando en una playa del Pacífico estuvimos un buen rato charlando con Rafael un ecuatoriano, que nos comentaba su viaje a la "tierra prometida". Un recorrido por varios países (Colombia, Guatemala, México…), utilizando todo tipo de medios de transporte, incluyendo un tramo en el conocido tren de la muerte dónde fue agredido, extorsionado…
Llegó un mes después a México dónde con ayuda de los "polleros" (traficantes de personas), previo pago de 700 dólares consiguió como "espalda mojada" cruzar el Río Bravo. Varios de los acompañantes en el largo trayecto, fallecieron por el camino.
Decía que después de 15 años, ya era propietario de una taquería y que le iba muy bien pero que tuvo que trabajar 5 años como ilegal. Al inicio limpiando cocinas a escondidas y, al final aprovechó una pequeña regularización de emigrantes que le permitió incorporarse al mercado laboral como camarero en una multinacional de comida rápida.
Rafael terminaba su reflexión criticando a los emigrantes que llegaban en los últimos años de El Salvador, Guatemala o México, decía que no van a trabajar, que iban a robar y, querían lo más pronto posible, llegar a hacerse ricos. Afirmaba esto, mientras miraba al horizonte con un reloj dorado, cadenas al cuello, ropa de marca, barriga pronunciada, ya muy cumplidos los 40, acompañado de una joven a la que doblaba en edad.
Hablando de posturas contradictorias, pero que son más habituales de lo que pensamos, rememoro aquella viñeta del inigualable humorista gráfico El Roto, en la que se visualiza a un personaje con un valle al fondo reflexionando en voz alta: ¡Es intolerable!, ¡Están construyendo chalets en un espacio natural protegido!. ¡Voy ahora mismo a comprar uno!
Acabo ya, que me estoy alargando, con una frase atribuida a Marco Aurelio emperador romano: "Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho". "Todo lo que vemos es una perspectiva, no es la verdad". @novoa48