Llegas a la Rioja, dónde descubres numerosos tesoros singulares (Briones, Logroño, Santo Domingo de la Calzada), pero lo que más destacan son sus viñedos. Está finalizando la vendimia y los tonos ocres y rojizos se adueñan del paisaje.
Pero también observas quién está trabajando esa tierra. A parte de los pocos agricultores locales que quedan, ves sobre todo mujeres y hombres de origen africano o sudamericano. En el ámbito de la hostelería abundan cada vez más trabajadores de origen sudamericano.
En Cataluña, a la que regresamos 37 años después, te encuentras en el sector agrícola/ganadero, un colectivo importante de origen subsahariano que son, los que encargan de recoger la fruta, las aceitunas, así como el mantenimiento y cuidado del ganado. Pueblos dónde antes casi todo el mundo cultivaba sus tierras, ahora ha quedado reducido a unos pocos, que intentan salvaguardar su forma de vida.
Paseas por las calles de Girona una ciudad llena de encanto, historia, cultura y te encuentras gente de todas las nacionalidades unas visitándola como turistas y otros emigrantes ocupando los sectores en los que la mayoría de la población española no desea trabajar, bien sea por la dificultad del trabajo (dependencia, construcción) o porque sus condiciones laborales no son las adecuadas (hostelería, servicios).
Nuestra sociedad se está construyendo actualmente con esos mimbres. Sin ellos y ellas nuestra economía no funcionaría. Todos lo sabemos, pero desgraciadamente los discursos xenófobos y racistas están calando entre los ciudadanos. Se habla alegremente de “invasión”, “deportaciones masivas”….
Ayer nos acostamos con la noticia de que la presidenta de la Unión Europea envió una carta a los estados miembros con la mirada puesta en Italia dónde el gobierno de ultraderecha ha decidido construir centros de internamiento en Albania destinados a inmigrantes varones rescatados en altamar. Imagínense que nosotros hiciéramos lo mismo llegando a un acuerdo con Portugal.
Las instalaciones son, en la práctica, decenas de módulos con literas y paredes grises, ocultos detrás de la alta valla, en una especie de ciudadela laberíntica, donde los "huéspedes" vivirán sin poner oficialmente un pie libre en suelo europeo. ¿A qué les suena esto?.
Es evidente que la UE parece que va por el camino de externalizar parcialmente la política de migración y asilo. Es un tema complejo y difícil de abordar, pero habrá que buscar soluciones imaginativas, algunas que sabemos que pueden funcionar: Acuerdo con los países de procedencia de los migrantes, normas más estrictas para acabar con el tráfico de seres humanos. Ayuda humanitaria e inversiones en terceros países devastados por la hambruna y la guerra. En definitiva, debe primar la solidaridad al igual que una visión más humanitaria de un problema global. @novoa48