Ustedes saben que la Navidad "provoca un entusiasmo y alegría" porque la familia se reencuentra después de estar más o menos alejados durante el año. Fernando 89 años, tiene 5 hijos y 7 nietos. Éste año, algo ha cambiado, han surgido problemas cognitivos y necesita el cuidado de Sandra, natural de Ecuador, su sombra y cuidadora durante las 24 horas del día.
Las visitas de sus hijos se han ido espaciando y, sólo hay una hija, María que mantiene un contacto permanente y, cada dos semanas, sábado y domingo sustituye a Sandra para que pueda descansar. Ha intentado que los otros hermanos se turnen con ella para un mayor respiro de la cuidadora, pero no lo consigue. Unos dicen que la situación les supera, los otros que tienen muchas obligaciones familiares.
El día de Nochebuena están todos juntos en casa del abuelo, unos hablando de la amnistía, otros del precio de la cesta de la compra, los niños esperando Papá Noel. Sandra hoy ejerce de cuidadora y camarera a tiempo parcial, su familia a muchos kilómetros de distancia celebrará la festividad sin ella, pero con menos limitaciones gracias a las transferencias que hace cada mes. Fernando se despista con la salsa del bacalao y salpica toda su camisa. Un hijo le reprende, ¡papá, presta más atención!, ¡Estás con la tontería!. Y requiere a Sandra: ¡ponle otra camisa!, que después nos vamos a hacer una foto todos juntos.
¿Me ayudas? Le pregunta Fernando a su nieta Marta de 8 añitos, que siempre se sienta a su lado y, es su debilidad. Marta lo coge de la mano y juntos se van a la habitación donde ella escoge una sobrecamisa de pana de cuadros que le llega a los pies, se sientan en la cama, él la mira con ojos de amor y ella con delicadeza abrocha los botones que Fernando con sus manos temblorosas ya no puede hacer. Ambos se ponen a decorar a su manera la habitación con los cojines, los marcos de fotos de toda la familia. Marta coge las zapatillas eléctricas calienta pies que le quedan enormes, pero no deja de saltar con ellas por la habitación. Fernando se coloca el gorro de aviador ruso, el poncho de lana, los patucos superlargos.
Con sus atuendos especiales, que les transmiten elegancia se dirigen al salón, cogen varias guirnaldas del árbol y unas cunchas de vieiras de la mesa con las que marcan el ritmo y, cantan al unísono: "Noche de paz, noche de amor, Todo duerme alrededor, Entre los astros que esparcen su luz...
Son las 6 de la mañana, Sandra se levanta para poder hacer una videoconferencia con su familia ecuatoriana. Ellos y ellas todos juntos, cantándole villancicos, viviendo una navidad de anuncio, ella muy lejos de su casa, alegre por verlos a ellos juntos, "en familia", está feliz por verlos felices, pero no puede evitar que una lágrima gigante descienda sobre su mejilla. ¡Feliz Navidad amigos y amigas!