Estoy un poco saturado como para prestar atención a toda la literatura, comentarios, tertulias en la que está envuelto el llamado caso Vinicius. Todos ponen el grito en el cielo para un problema de fondo que hasta la fecha no nos hemos ha atrevido a reconocer ni abordar. Desgraciadamente hay una parte significativa de ciudadanos que no estamos a la altura de lo que una sociedad tan plural requiere.
Los insultos, amenazas, actos racistas en nuestro fútbol son algo ya cronificado, tolerado por los dirigentes y no abordado por nuestros representantes políticos que desgraciadamente también adoptan en el parlamento un papel que se asemeja mucho a los aficionados ultras.
El pim, pam, pum de faltas de respeto e insultos se produce cada jornada en todos los estadios y, desgraciadamente en los partidos de todas las categorías. Acudan ustedes a un bar a ver un partido de fútbol y escuchen los comentarios o vayan a ver varios partidos de las ligas infantiles o alevines con algunos padres fuera de sí. Los comportamientos inadecuados se producen en grandes concentraciones, en pequeños grupos e incluso de forma individual.
Una amiga, me comenta que asistió a la fiesta de graduación de su hija, y que asustada contempló como los alumnos, al realizar su pequeño discurso se dedicaron a rendir cuenta con los profesores: “la de matemáticas a parte de ser fea, no hay quien la aguante”, “el de filosofía menos mal que estuvo tiempo de baja porque es un cabrón”… De acuerdo, esto no es habitual, pero es otro mal síntoma.
Es una carencia en la formación, valores, habilidades sociales, conducta. En definitiva, EDUCATIVO. Y, ahí tenemos que intervenir, para que las nuevas generaciones para intentar que tengan un comportamiento mucho mejor que el nuestro. Con nosotros habrá que tomar otro tipo de medidas consensuadas de forma inmediata.
Algunos dicen que la masa hace que los individuos aprovechemos para sacar nuestro lado oscuro, pero yo soy de la teoría de que los energúmenos buscan el anonimato en la masa para sacar a relucir lo que realmente son.