Darle la bienvenida a la vida y despedirse de ella. Dos caras de la misma moneda. Vivenvias que son antagonistas pero en las dos es igual de importante el acompañamiento y el contexto en el que se realiza.
Despedirse de este mundo, fallecer, ha sido "tabú" en los últimos años y pocas personas quieren acompañar y dar un apoyo psicológico a este tipo de pacientes por el desgaste emocional que supone por eso yo personalmente, lo veo como una virtud. De suma importancia es acompañar pero también dar la privacidad que el paciente y la familia necesitan ya que es en este momento donde comenzará la primera fase del duelo. Me centro particularmente en la privacidad por ver durante años como numerosos pacientes fallecen "entre cortinas" o mismo en el traslado de un hospital a otro cuando se debería priorizar el confort y la ausencia de dolor. Estos actos la mayoría de las veces responden a una gestión y se trata a los pacientes como simples números. El de la cama 713 o la del box 2, todas son personas que merecen terminar sus días de la mejor forma posible dadas las circunstancias y nosotros tenemos la oportunidad de hacerlo. Priorizar a la persona como un todo que al final de eso trata esta profesión.
Anxela Rodríguez Folgar