El nuevo Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo está operativo, casi a pleno rendimiento o, lo que es lo mismo, “lo vamos poniendo en marcha poco a poco porque no hemos previsto los recursos humanos y materiales... pero hay elecciones en noviembre”, que diría un político. Estos días, medios públicos y digitales 'independientes' y privados, avalan y alaban el gran complejo. Sus números son estremecedores (por su magnitud). Sus objetivos, con las cifras que presenta la Xunta, ¿irrealizables?
Entre otros, uno de sus fines es adelgazar la lista de espera que agobia a Vigo y su área de influencia. Está por encima de la media regional. Hay malpensados que, como sucede con Peinador, presuponen que se deben al abandono al que el Ejecutivo de Núñez Feijóo somete los recursos sanitarios de la ciudad. Todo por el apellido 'sociata' de Abel Caballero.
Dejando a un lado conspiraciones judeo-masónicas parece evidente que las cosas no funcionaban en materia sanitaria, si no ¿para qué el hospital? La Xunta no ha dejado de venderlo desde que arrancó su construcción (que 'prácticamente' no se ha retrasado). Sin embargo, todo sigue una estrategia evidente: más lista de espera, insuficientes recursos sanitarios, noticias sobre el mal estado del Meixoeiro... Han sido partes del guion establecido.
El modelo de Núñez Feijóo no es nuevo. Es el que la otrora lideresa, Esperanza Aguirre, se 'inventó' en Madrid, y ya se sabe que lo que viene de la capital es la panacea. Hay que aclarar que esa fórmula público-privada no ha reducido las listas de espera en el antiguo reino aguirrista (llegó a prometer que dimitiría si no se alcazaba un nivel concreto, pero la realidad fue más espera sin dimisión, claro) o se ha traducido en una mejora del servicio, más bien al contrario. Otro guion establecido: del mal funcionamiento a la privatización. La respuesta la tuvieron Aguirre y González con la Marea Blanca.
¿Es el hospital vigués un elemento que permita pensar en algo similar en Galicia? Atendiendo a sus datos no parece que haya 'nada' de privatizador en el modelo que importa de Madrid Núñez Feijóo, puesto que, al margen del apartado médico, todo se concede a una empresa privada, incluido el parking de 4.000 plazas.
Se trata de una ganga porque a la Xunta esta infraestructura sanitaria no le ha costado un euro (esto lo van a repetir eternamente), al margen de los 68 millones de euros que pagará en concepto de canon... durante 20 años. Es decir, 20 por 68 (y sin contar la subida que ese canon experimentará anualmente) da un total de ¡1.360 millones de euros! Lo dicho, una ganga que, además, computará -ese canon- como inversión autonómica en la ciudad.
Es incomprensible que en Galicia no se haya salido de forma masiva para luchar por la sanidad pública. Hace más de dos años se podía leer en este medio algo acerca del traslado del modelo capitalino al extrarradio gallego.
Y ahora una adivinanza ¿Qué otra ciudad, capital gallega, planifica desde hace tiempo otro mega hospital público-privado?