Hoy, oyendo el control al Gobierno por parte del líder del mayor partido de la oposición, me quedé un poco perpleja y algo preocupada: ¿Seré merecedora de ser declarada decente o indecente?
Aunque sabía el significado del adjetivo, me fui a la fuente, el Diccionario de la RAE –tengo que reconocer mi pasión por los diccionarios de muchos temas-, y constaté la extensión de su definición, que me permito reproducir: indecoroso, obsceno, grosero, impúdico, procaz, inmoral, desvergonzado, deshonesto, vergonzoso, sin escrúpulos, desaprensivo, abusivo, vil deshonesto, humillante, repugnante, asqueroso. Menudo rosario de improperios. La verdad es que me preocupé, de alguna manera estar en el reparto que el que fue trece años Presidente de mi Tierra pudiese hacer y que él se atreviese a repartir carnets de decencia a los militantes de otro partido que no es el suyo, y me inquietó mucho pensar que estaba perdiendo la memoria de lo que tuvo más próximo a él.
¿Seremos indecentes por no coincidir con sus postulados y sus posturas acerca de un problema tan grave como el que está sucediendo en Venezuela hoy y ya hace tiempo? ¿Seremos indecentes por no poner más en peligro unas relaciones internacionales tan complejas y que afectan al capital español y sobre todo a españoles residentes en ese país y a venezolanos residentes en el nuestro? ¿Serán indecentes los gobiernos de los 27 países de la UE? ¿Cuántas veces en su periplo por Latinoamérica fue a visitar ese país, que hoy tanto le preocupa, para saber cuál era la situación de los gallegos que allí residían y atender a las necesidades básicas de muchos de ellos? A esta pregunta tiene respuesta la ‘maldita hemeroteca’, sí: el 28 de febrero del 2007 los militantes del PP en Venezuela recibieron invitación para asistir al encuentro con el presidente Sr. Núñez en el Teatro Rosalía de Castro de la Hermandad Gallega y también consta que el 13 de julio de 2012, en su periplo por Latinoamérica, "posiblemente" visitaría Venezuela. Y por último, ¿estará él en posesión de la verdad? Esta pregunta es la que más me inquieta, pues yo permanezco en una duda higiénica permanentemente y no creo en las verdades absolutas, sobre todo porque es propio de ideologías que, espero y deseo, nada tengan que ver con él.
Publio Terencio Africano, en su obra ‘El enemigo de sí mismo’ escribía: "Hombre soy y nada de lo humano me es ajeno", frase que expresa magníficamente el principio de solidaridad, justicia y humanismo. Karl Marx repitió la misma frase, no como injerencia, sino en el sentido de fraternidad y compromiso ético con la humanidad. Interpreto que significa ayudar a que un ser humano, en este caso un país entero, del que ya han emigrado siete millones de venezolanos y pueden emigrar otros cuatro más, a que recupere la democracia perdida y no entrar en el tema de forma interesada para incidir en la política interior, sin la visión y responsabilidad que debe tener un político con visión de hombre de Estado.
Finalmente me hago otra pregunta, hoy estoy retórica, ustedes disculpen. ¿Quién gana, quién pierde? Pero esta sí me la voy a contestar, pierde la democracia, pierden los venezolanos que son los que padecen la represión, y se han visto obligados a marchar dolorosamente de un país tan rico, pero tan mal administrado, por no decir otra cosa, gobernado por un tirano -creo recordar que así fue calificado en un Comité Federal de ese PSOE tan denostado por ciertas voces interesadas, como también oí como se calificaba de héroe al Sr. Edmundo González Urrutia-.
Me parece, humildemente, que el Sr. Núñez se equivoca o tiene otras intenciones, lo voy a dejar para que ustedes juzguen. No voy a ser yo la que practique el maniqueísmo político que lo único que consigue es romper puentes tan necesarios hoy y siempre. Diferentes sí, no indecentes.