Sobre los incendios

08 de agosto 2022
Actualizado: 18 de xuño 2024

Me gustaría escribir esta carta en relación a los incendios y devastación que se están produciendo últimamente por diversos lugares de la foresta gallega. Sé que compartimos el dolor, la impotencia, la rabia de pensar que la dejadez, la falta de cuidado o la piromanía puedan destruir la Naturaleza, nuestro pulmón verde, llenándolo todo de un humo gris, denso, negro, que intoxica el cuerpo y el almaspanbaskerville>

Querido lector, querida lectora:

Me gustaría escribir esta carta en relación a los incendios y devastación que se están produciendo últimamente por diversos lugares de la foresta gallega. Sé que compartimos el dolor, la impotencia, la rabia de pensar que la dejadez, la falta de cuidado o la piromanía puedan destruir la Naturaleza, nuestro pulmón verde, llenándolo todo de un humo gris, denso, negro, que intoxica el cuerpo y el alma.

¿Cómo debe sentirse un árbol, un prado, un terreno vivo cuando se siente consumido hasta las heces, hasta los tuétanos, hasta las mieles de su corazón, asfixiado y privado de su respiración, de su crecimiento?

La Madre Natura siente, y lo hace intensamente, de manera que cada una de sus lágrimas es sensitiva y real, y cada una deja poso en nuestra conciencia a través de los años.

Creemos que somos sus dueños, que podemos explotarla a nuestro antojo, que durará para siempre, pero el hecho es que no es así. Tiene un límite, una barrera de dolor, de vida, tiene unos derechos como ser viviente aunque nosotros no siempre los reconozcamos.

Cada vez que la dañamos con crueldad, con dejadez, destruimos una parte de nosotros mismos, cada colilla, cada brizna de hierba quemada y consumida por el fuego, nos da testimonio de cómo anteponemos nuestros intereses a los de la Tierra, Tierra que nos da de comer, nos proporciona sombra y nos cobija en su seno al fin de nuestros días.

Parece inconcebible pensar que realmente haya personas que puedan actuar con conocimiento de causa y mala conciencia, provocando fuego y desastre, desruyendo flora y fauna a su paso.

Existe la piromanía, actitud enfermiza donde el individuo goza provocando lumbre y destruyendo el terreno, y que es causa de muchas de estas devastaciones. También se debe al descuido o dejadez de muchas personas, que olvidan sus colillas en el campo, que no cuidan el monte, esperando que la Naturaleza no pase factura.

 

La realidad, querido lector, querida lectora, es que la responsabilidad de cuidar nuestro medio pasa por todos y todas nosotras, puesto que es nuestro cuerpo color clorofila, nuestras lágrimas de lluvia y nuestra Tierra misma la que está sufriendo toda esta devastación , y a la que le duele como nos dolería si sintiéramos lo mismo en propia carne.

Así pues, hagamos un llamado a la responsabilidad social, a la conciencia y al cuidado, para que podamos tener una Tierra y un planeta sano, fuerte y entero, como quisiéramos que fuera también nuestro ser, porque hay una línea continua que une nuestra persona con la Naturaleza, y esta es indivisible y eterna.