... guardadas en almacenes clandestinos mientras sus dirigentes hablaban de democracia, sirvieron para asesinar -sobre todo en los primeros meses de 1936- a 72.344 ciudadanos, ¡por motivos políticos y religiosos!, casi tantas personas como la actual ciudad de Pontevedra.
La mayoría en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Zaragoza, con la absoluta connivencia del poder socialista y comunista: se incautaron palacetes y casonas, cientos de edificios en los que los militantes de los partidos de esta izquierda enloquecida utilizaron sótanos para construir celdas colectivas en donde se apiñaban y encerraban a aquellos detenidos en altas horas de la madrugada, cuando más terror producían en las familias. En las checas se les torturaba y pasados unos días se les enviaba al paredón utilizando camionetas que recorrían las carreteras en mitad de la noche por el camino hacia el crimen: miles de inocentes que iban a ser asesinados sobre una tapia del cementerio. Para llevarlo a cabo se sirvieron de su poder totalitario sobre la sociedad: tenían incautados los periódicos y accedían a los nombres y domicilio de los suscriptores de periódicos conservadores, a las listas de cofradías religiosas, a aquellos significados por su forma de vida, su asistencia a las iglesias o su resistencia a la dictadura real que imponía la izquierda asesina.
Tienen la capacidad estas ideologías doctrinarias, sectarias, ciegas, de tal villanía e infame nivel moral que cuando las circunstancias son favorables les permiten lanzarse sin aspaviento alguno a la violencia y asesinato totalitario contra la población civil, exactamente igual que la revolución rusa desde el año 1917 y todas las revoluciones comunistas posteriores, en todas ellas volcados contra la ciudadanía para cometer crímenes contra la humanidad en ancianos, hombres, mujeres, chavales que no llegaban a los 18 años. En el año 36 esta hueste vil asesina a ensayistas de renombre, historiadores, pedagogos, periodistas, arquitectos, marinos, políticos, diputados, presidentes del Congreso, decanos del Colegio de Abogados, teólogos, autores teatrales, poetas, catedráticos, músicos, fotógrafos... Asesinaron a 13 obispos, a 4.184 sacerdotes,seminaristas, 2.365 religiosos y monjes, estos valientes también asesinaron a 283 monjas. Y luego gente que organizaba las procesiones, que ayudaba a misa, que eran la pura inocencia -como todos- incluso por edad pues muchos eran jóvenes, scouts también, unos 1.608 chavales fueron asesinados por esta recua. Así, un pequeño pueblo de las cercanías de Madrid al borde del río Jarama, Paracuellos, es la mayor fosa común de la Guerra Civil: construida por el socialismo, el comunismo y anarquistas. Con total y vil connivencia del Gobierno de la República, del PSOE en particular, del PCE, de la CNT-FAI y del nacionalismo cagón (oct/34: el conseller Dencás escapando por las alcantarillas) de ERC: tengamos a la vista a todos los dirigentes que asoman su pezuña en la Historia de la II República y la Guerra Civil.
En Madrid estaban establecidas ¡¡¡ 345 checas ¡!!, y habilitaron otros 50 lugares para detenidos, además de las 23 prisiones oficiales, las 10 comisarías de distrito y luego unos 25 lugares de ejecución donde se asesinaba a los presos. Esta es la retaguardia republicana del Frente Popular. Toda la lista de asesinatos se incrementa ampliamente con el estudio de todos los actos, ataques, asesinatos y golpe de Estado que la izquierda socialista y comunista provoca en la democracia de la II República implantada desde el 14 de abril de 1931.