¿Qué tendrá la política para que Mazón no dimita?

16 de novembro 2024

El pasado 29 de octubre, la AEMET avisó a las 7:30 de la mañana de la tragedia que se produciría ese mismo día, siendo esta la mayor en 50 años en nuestro país.

Avisos, alertas e imágenes se iban agolpando a lo largo de esa mañana sin que Mazón cambiara su agenda. Entre otros actos del citado día, estaría recogiendo un premio sobre las 11:45 horas, algo que, por cierto, les estimula mucho a los políticos, así como el ponerse medallas, haciendo muy poca o ninguna autocrítica que les aleja de la realidad social.

Las responsabilidades son compartidas. Vivimos en un Estado cuasi federal, y a la vez existe una Constitución, en donde su artículo 116 faculta al Gobierno central para actuar en caso de catástrofe como la ocurrida. Si los analistas políticos, medios de comunicación nacionales e internacionales, entre otros, de forma objetiva, indican que Mazón debe dimitir, aunque no sea el único responsable, y este no actúa en consecuencia con el cargo, dejará entrever que el verdadero problema de toda esta catástrofe es el Presidente de la Generalitat Valenciana. Situación en la que, además, el PP y el señor Feijóo desde la concha del escenario utilizaron de forma torpe, desmedida y sin escrúpulos con el único fin del "todo vale" para llegar de una vez por todas y a cualquier precio a la Moncloa.

Lo mismo se puede decir del Gobierno, derivando este todo tipo de responsabilidades hacia la autonomía Valenciana, un ente inferior en rango al Gobierno Central, a pesar de tener esta competencias exclusivas en materia de Protección Civil, cuando además, por pura lógica, no tenía medios suficientes para hacer frente a la riada. Así quedó demostrado con el envío de todo tipo de medios por parte del resto de las CCAA, así como la intervención de la UME, Fuerzas de Seguridad del Estado y Ejército, entre otros.

Todos los responsables políticos de esta tragedia son un claro ejemplo de que ellos serían los primeros en salvarse ante el hundimiento del Titanic, antes que las mujeres y los niños, además de ineficaces y cobardes. Ello explica, una vez más, que tanto el PSOE como el PP son los máximos culpables de la polarización y desafección a la que han conducido a la sociedad española, fruto de sus ambiciones desmedidas y hasta poniendo en una situación de riesgo a los propios Reyes, con la visita de estos a la zona cero de Valencia.

Tiene que producirse dimisiones sí o sí, ya que ante una desgracia de estas características, siempre hay responsables políticos, y ello va en el cargo. De no producirse las mismas, nos encontraríamos con un problema serio dentro del sistema político español. El pueblo y, a continuación, el Estado han funcionado; los políticos no, dando estos últimos un ejemplo esperpéntico de lo que Goya reflejó en uno de sus cuadros.

Sin desviarme del titular de este artículo, cuando un cargo público se perpetúa en la política, lo hace consciente de sus limitaciones fuera de ella, así como de todas las prebendas y privilegios económicos que esta otorga, incluyendo sus ambiciones desmedidas. En el medio de todo este fango, las desgracias de un pueblo que está muy por encima de ellos en todo.

El que Mazón se enroque en su postura solo se entiende debido a un apoyo a día de hoy y sin fisuras del propio aparato del Partido Popular, con Feijóo a la cabeza, y sin olvidar que de la visita oficial a Valencia el único que salió, y casi a garrotazos, fue el señor Sánchez, regodeándose este en silencio, sabiendo que la comunidad estaba gobernada por los conservadores. El señor Mazón seguirá en su puesto mientras Feijóo no diga lo contrario, y por eso, de momento, no dimite.