Es una pregunta habitual que me hacen todos los días y especialmente las personas que quieren adelgazar. Estamos acostumbrados a que nos marquen las cantidades de diferentes formas, ya sea por el peso de la comida, las calorías que contiene o por el tamaño que ocupa la ración en el plato, pero lo cierto es que nadie puede responder esa pregunta con exactitud, ya que ni tu mismo que estás dentro tuya sabes cuánta hambre vas a tener el Martes que viene, o el Jueves que viene, porque no todos los días tienes la misma hambre.
Además, en el momento que empezamos a pesar los alimentos o contar calorías, estamos abriendo una puerta muy peligrosa que en la mayoría de los casos solo trae consigo una gran obsesión con la comida y sentimientos negativos como la frustración o culpabilidad.
La teoría nos dice que hay una serie de reglas que sirven para calcular de forma aproximada las calorías que debe comer una persona en función de su edad, estatura, actividad física, etc, pero en la práctica eso está muy lejos de la realidad, porque si cogemos por ejemplo a diez personas con los mismos años, misma estatura y mismo estilo de vida, las diez personas van a presentar sensaciones de hambre totalmente diferentes. Ya que la sensación de hambre no depende solo de factores físicos como tener el estómago vacío, depende también de factores emocionales, como nuestro estado de ánimo o mismamente el aburrimiento.
En resumen, debes aprender a comer lo que te pide el cuerpo y no lo que te pide la cabeza, no te preocupes tanto por las calorias o por los gramos y preocúpate por alimentarte de manera saludable.
Recuerda que no se trata de pasar hambre ni de quedar empachado, solo es cuestión de prestarle atención a tu cuerpo y buscar un punto medio, con la práctica, sabrás ajustar cada vez mejor las cantidades y aprenderás a separar el hambre real de la sed, la gula o la ansiedad.