Cristina Ibarrola ha perdido la alcaldía de Pamplona y con ello, ha perdido también los papeles.
Por cierto, quien va a ser alcalde por Bildu, ya lo fue entre 2015 y 2019, arrebatándole de nuevo el poder a UPN mediante un tripartito, sin embargo, en aquel momento no se montó el jaleo de ahora, posiblemente porque no estaba el PSOE por medio.
Invadida por la rabia que da perder el poder, la exalcaldesa de UPN, ha querido dejar claro que nunca aceptaría el apoyo de Bildu para obtener el bastón de mando, y que antes, preferiría fregar escaleras.
En lo que se refiera a la primera parte de su exposición, nada que objetar. Se trata del juego de los partidos, y cada uno se apoya en quien quiere o en quien puede. Sin embargo, si nos centramos en el ejemplo que puso para respaldar su teoría, que preferiría fregar escaleras, podemos decir que se trata de un ejemplo enormemente desafortunado.
En democracia hay que saber perder, porque el enfado te hace olvidar que no solo te diriges a tu electorado, sino a toda la población, a todas las clases, y no hay necesidad de desmerecer ningún oficio, ni siquiera uno tan digno como el que ella misma desempeña, la política.
Ibarrola utilizó la comparación con la intención de demostrar su dignidad, pero lo que logró fue todo lo contrario, sacar a la luz su clasismo, por otro lado, característica del partido y la ideología que representa.
El problema de Ibarrola es la hipérbole consentida apoyada desde diferentes medios sectarios, y la sordera que le produce el aplauso amigo. Es la misma que dijo que Pedro Sánchez era lo peor que le había pasado a este país. Así de contundente. No hay que pensar mucho para saber que ese tipo de golpes de pecho no tienen ningún fundamento, y que solo tienen cabida en el cerebro poco amueblado de quienes le ríen las gracias.
Así, a bote pronto, se me ocurren tres cosas peores que el sanchismo. El terrorismo de ETA, la pandemia y la dictadura de Franco.
Por cierto, no sabemos si Ibarrola ansía la España de aquellos maravillosos tiempos en los que fregar escaleras era un trabajo de pobres al servicio de los ricos o si, por el contrario, hará valer sus palabras y buscará un trabajo de limpiadora ahora que no va a ser alcaldesa de Pamplona. Pobre Cristina.