Operación a corazón abierto

01 de novembro 2024

El problema de la vivienda en España necesita de una cirugía en toda regla, sin embargo, los gobiernos (todos) se empeñan en tratarlo con tiritas y aspirinas

Por fin, en el Congreso se habló de un asunto que interesa a millones de españoles. Al menos, a priori, dedicar un pleno monográfico al problema de la vivienda no parecía mala idea.

Sin embargo, al final todo acabó como suelen acabar estas cosas parlamentarias, en un enfrentamiento entre bandos para tirarse las responsabilidades a la cabeza.

El Gobierno presumía de tener un plan, al menos de cara a la galería porque saben perfectamente que este asunto no se resuelve con un plan de varios folios, y mucho menos, sin un consenso generalizado de una mayoría.

El problema de la vivienda en España necesita de una cirugía en toda regla, sin embargo, los gobiernos (todos) se empeñan en tratarlo con tiritas y aspirinas.

Año tras año, se han ido cometiendo errores de diagnóstico, y por tanto, cualquier tratamiento que se ha intentado aplicar, no ha servido para nada.

Y seguimos igual. La política de la izquierda se basa en las ayudas públicas, en regar con subvenciones a los que quieren adquirir una vivienda. Y la política de la derecha consiste en la liberalización del suelo, que ya sabemos cómo acabó hace unos años, llenando España de hormigón.

En mi osada e ignorante opinión, el asunto es tan sencillo como analizar qué han hecho en otros países donde el problema de la vivienda está mejor resuelto que en España.

El problema aquí está en el propio corazón del sistema, en el desarrollo del propio modelo capitalista desde los años sesenta hasta hoy, que la derecha pretende seguir fomentando.

Tiene que ver con la propiedad frente al alquiler y, sobre todo, con la vivienda privada frente a la vivienda pública. Esa es la clave. Es necesario construir vivienda pública.

Todo lo demás, las subvenciones, las ayudas para los alquileres, topar los precios de los alquileres, etc... no sirve para nada. Es tirar dinero público que acaba en el bolsillo de los propietarios por la subida de los precios. Son las tiritas.

Además, tenemos otro problema muy grave, que es la ausencia de políticas en la materia. Políticas que traten el tema como lo que es, un asunto de interés general como la salud y la educación.

Al fin y al cabo, el problema de la vivienda no es nuevo, lo arrastramos desde hace mucho tiempo, y no es un asunto para arreglar en una legislatura, requiere de décadas de dedicación y aquí, por desgracia, falta la visión a medio y largo plazo.

Hay que desarrollar un modelo duradero que resista al paso de los gobiernos, sean del color que sean. En definitiva, hay que operar a corazón abierto, no tratar con paracetamol.