Ayer cumpliste dieciocho años, la mayoría de edad ha llamado a tu puerta, y sentí que era el momento de reflexionar sobre ti, sobre mí... sobre nosotros.
Sentí que necesitaba decirte lo que pienso, a pesar de que ya lo sabes porque te lo he dicho en varias ocasiones, aunque quizás menos de las que debería. Hace tiempo que nuestras vidas dieron un cambio importante, un vuelco que nos a dejado a los dos un poco aturdidos. Desde entonces, he elegido el camino del corazón, tratando de poner el foco en mí mismo para ser mejor padre y mejor persona.
La vida me enseñó a ordenar las cosas importantes en mi cabeza, y que no es posible llegar a todo. Aprendí a quererme más, a conocerme, a aceptarme con lo bueno y no tan bueno, y aprendí a vivir de otra manera. Después de varios años, y una experiencia difícil, el camino me llevó de vuelta a mí. Y ahí, la vida me tenía otro regalo escondido, la pieza del puzzle que me faltaba para que todo encajase y mi existencia cobrase un nuevo sentido. Y esa pieza, eres tú.
Tú me has mantenido a flote y has estado a mi lado en mis peores momentos, regalándome una sonrisa o acompañándome cuando necesitaba compañía. Aquel niño rubio, de grandes labios carnosos y sonrisa permanente, se ha convertido en un hombre, maduro, con criterio, alegre y, sobre todo, muy buena persona.
Recuerda que podrás conseguir lo que te propongas con esfuerzo, trabajo y constancia. Posiblemente no todo saldrá como quieras, pero aprenderás que de las peores derrotas se extraen los mayores aprendizajes. No lo olvides nunca, lucha y trabaja por tus sueños. Pase lo que pase, sigue siendo tú mismo siempre, dándote de corazón y con esa especial sensibilidad que tienes que te hace brillar y ser diferente.
Yo estaré siempre a tu lado, para verte, sentirte y celebrar contigo tus éxitos, tus logros, y sufriendo en silencio tus caídas y tus derrotas, que las habrá, no lo dudes. Forman parte de la vida.
Gracias por ser mi salvavidas, por lograr que me reencuentre con la persona que verdaderamente soy, por ser tan autentico, tan de verdad. Puede que yo te haya dado la vida, pero tú me mantienes a flote en la mía. Feliz dieciocho cumpleaños Miguel. ¡Te quiero!