Dicen que ya está aquí, ya llega Mariano. Vítores, aplausos, serpentinas y confeti (del que no se ha encargado Ana Mato) le esperan en su tierra natal. En las calles de Pontevedra se respira un ambiente y una sensación propia de una ciudad agradecida y no porque esté inmersa en plena celebración de Las Peregrinas, que también.
Qué lejos quedan aquellos tiempos (el año pasado) en que un sondeo rápido (ríete tú del CIS) por las calles de la capital del Lérez sobre Mariano era despachada con un gesto despectivo, incluso por parte de miembros de familias con "apellidos prominentes". En estos años en La Moncloa, en su vuelta veraniega por estos lares, no ha podido siquiera reunirse con sus amigos, y si lo ha hecho ha sido a hurtadillas.
Qué lejos quedan aquellos tiempos (un año) en los que el presidente tenía que salir a pasear por su ciudad a primera hora de la mañana (se dice que a muy primera hora por si acaso), acompañado, eso sí, de una amplia cohorte de dos fotógrafos de medios independientes convenientemente avisados por el espíritu de que la noticia puede saltar en cualquier momento.
Y ahora qué se les puede decir a los paisanos que renegaron de su presencia por una crisis claramente achacable a otros, al igual que las medidas para corregirla. Qué le comentarán a Mariano aquellos que repudiaron su mirada por el hecho de que era él el que daba la cara en las televisiones, tantas veces que incluso sus asesores de comunicación buscaron 'otras' fórmulas para lograr mayor impacto, por ejemplo, ruedas de prensa con plasma. Con qué cara se acercarán quienes utilizaban un ademán de indiferencia para referirse a él "¿Votar yo a ese? Por favor".
Ahora que todo ha cambiado, que el dinero entra a espuertas, que el paro ya solo afecta a 4,4 millones de españoles, que las previsiones apuntan a que en un año baje por lo menos a los 4 millones gracias a una reforma laboral que ya la querría para sí la mismísima Virgen del Rocío. ¡Pero si ahora hay más empleo trabajando menos horas!
En un instante en que únicamente 2 millones de familias han dejado de tener ingresos... y que Bárcenas está donde debería estar hace mucho tiempo, eso sí, siendo fuerte y resistiendo. Un tiempo en que se ha demostrado que las cosas que eran verdad, de todas las que eran mentira, se referían claramente a que el R. Madrid estaba presto y dispuesto para La Décima, mientras que los embustes se han quedado en nada ¿Quién no tiene un, dos, tres ex tesoreros imputados? ¿Y a un, dos, tres presidentes de Diputación o ex presidentes autonómicos condenados? El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Después de todo esto y mucho más, Mariano vuelve con la aureola de ser el salvador del país y ahí estaremos sus paisanos para recibirle como se merece. En las calles de su ciudad el aire de fiesta se entremezcla con el perfume caro de los vencedores (los que han aguantado el chaparrón junto al presidente) que se impone al tufo de agua de colonia de los vencidos (aquellos que optaron por darle la espalda por acción u omisión). Estos últimos están identificados (algunos son PTV pero de palo) porque en la capital las noticias y chismes corren como la espuma.
Y con este ambiente, regresarán sus paseos por las rúas de su capital con la cohorte de amigos y admiradores de la infancia, incluido algún alto cargo de su partido (¡Pero si hasta Merkel vendrá a Santiago para reunirse con él!).
Desde que es presidente, se ha visto obligado a suspender dos de sus citas ineludibles cada verano: el paseo por Silgar y los toros. Este año seguro que desde Ribadumia se acerca a ver a los morlacos que dan espectáculo en el coso pontevedrés. Tanto ha cambiado la opinión sobre Mariano que se rumorea que el mismísimo Miguel Anxo Fernández Lores, dejará de lado su 'antitaurinismo' para acompañarle en el palco presidencial de la plaza de toros. Ah, y este año en Soutomaior la fiesta va a ser rachada ¡Y olé!