Un nombre corto que se va en el aliento definitivo de un poema cuando protagoniza la rima de cualquier verso. Implícito siempre en los nombres de mujer a los que da otra sonoridad.
- Holaa …,¡¡ nooo!!, ¡¡no te duermas!!!… mantente despierto… todo va bien…habla conmigo. Soy Marìa – dice en la madrugada, en el transcurso de una RCP, a muchos por hora, con el ambiente cargado de tensión, luces que se reflejan en cualquier cosa al paso, y el agudo y estridente sonido de la sirena, escoltados más de una vez por la Guardia Civil
Su vida ha sabido valorar el tiempo y el trabajo entre las cuatro paredes de una ambulancia y ha visto de todo, agradecimiento, dolor y fatalidad, la mirada asustada, el temor a perder un suspiro, a que la parca se lleve siempre prematuramente un niño; las ganas de vivir hace que la sirena empuje y empuje el portón que el infortunio fuerza por abrir.
- No sé si llegaremos,- comenta alguien; entonces María comienza depotricar contra los padres que permiten a sus hijos menores andar a esas horas fuera de casa; piensa en Manu, en Leyre, en Aroa… seguros en casa dirigidos por argumentos sólidos de lógica y verdad, aglutinados en un proyecto valiente de reconstrucción familiar al que aplica sus propias experiencias con resultado excelente; es la vida extramuros donde tiene que encajar las piezas con la sabiduría e intuiciòn, inteligencia y perfecciòn de una mujer. Ni siquiera en las horas flojas pierde la orientación, la sentencia justa de su opinión, el equilibrio, con la verdad por delante y la sinceridad como bandera.
En casa la queremos; no es difícil hacerlo, sobre todo estos días en que ha muerto su madre y a su compañero le ha dado un ictus, tragándose ella solita el desvelo.
María, gracias.