Para los pontevedreses, si debe ser recordada la época en que Adolfo Suárez fue Presidente del Gobierno (1976-1981), es precisamente por la construcción y terminación de los grandes viaductos que supusieron una revolucionaria mejora de los transportes terrestres en nuestra tierra.
Como ejemplos históricos podemos contemplar como ya en 1979, se inauguraba el puente interprovincial de Catoira, que salvaba el río Ulla en las cercanías de las Torres del Oeste. Pese a los problemas técnicos de esta infraestructura no encajaban bien las dos partes de la estructura la obra fue recibida por los presidentes de las Diputaciones de Coruña y Pontevedra en aquel año. El puente que unía Rianxo con Catoira conseguía ahorrar nada menos que veintitrés kilómetros a los vecinos de ambas márgenes que tenían que desplazarse hasta Padrón.
Justamente por aquellos días se finalizaría igualmente las obras del majestuoso puente de Rande, el viaducto de la Ap-9 que salvaba la ría de Vigo. Es cierto que las obras habían comenzado, auspiciadas por el ministro gallego Fernández de la Mora en el final del franquismo, un 13 de diciembre de 1973, pero se concluían hacia 1979. Todavía siendo Adolfo Suárez Presidente de Gobierno esta infraestructura atirantada de 1.558 metros entró en servicio el 8 de febrero de 1981.
También le tocará al gobierno de Suárez, con el incansable Ministro de Obras Públicas Jesús Sancho Rof, solucionar el secular aislamiento de los vecinos de la Illa de Arousa. Cuentan las crónicas que una visita marítima e invernal del ministro a esa isla, acompañado por el diputado de UCD José Antonio Gago, verdadero mentor de la obra, convencería a Sancho Rof para desembolsar nada menos que 1.500 millones de pesetas para un puente de casi dos kilómetros de longitud. La obra no se inauguraría hasta 1985 perdiendo desde entonces la Illa de Arousa su carácter insular.
Por último, en la capital de la provincia también dejaría su impronta pontificia la gestión de los gobiernos de Suárez. El citado ministro Sancho Rof fue el impulsor del que ahora denominamos como "Puente de Santiago" construido para salvar las orillas del Lérez. En aquella época esa obra, que sería inaugurada ya en 1983, venía a solucionar el colapsado y secular puente del burgo que soportaba todo el tráfico viario de la carretera de la Coruña.
Ya decía Julio Camba que las mejores obras políticas eran las de cantería. Aunque en los casos expuestos, es cierto, se trate de obras de hormigón.