Los Juegos Olímpicos como herramienta de motivación infantil

15 de agosto 2016
Actualizado: 18 de xuño 2024

Ha llegado ese esperado momento que se da cada cuatro años: los Juegos Olímpicos invaden la actualidad durante estos días y será casi imposible escapar de ellos. Centrarán la atención de adultos y niños y las conversaciones familiares.

A través de los medios de comunicación se erigirán ídolos y figuras deportivas que adquirirán la categoría de héroes. Toda esta parafernalia mediática puede suponer una buena ocasión para que los padres aprovechen el interés natural de los niños por lo que ven.

Nuestros hijos durante los primeros años de vida son como esponjas, dispuestos a absorber todo lo que les rodea y con una curiosidad innata e ilimitada. Además, gran parte de su aprendizaje consiste en el desarrollo del mecanismo de imitación. Del mismo modo que un niño que escucha en su entorno palabras malsonantes las acabará diciendo (generalmente cuando más vergüenza pueda ocasionar a sus padres), un niño rodeado de malos hábitos los imitará y tendrá en cuenta como normales.

Otro de los instintos naturales de los niños es el de reclamar atención. Por eso tienden a fijarse en aquellas figuras que son más conocidas y de las que la gente está pendiente. Como es obvio, esto supone un arma de doble filo, porque hoy día hay muchas celebridades cuyos méritos para serlo son mediocres o incluso se trata más bien de deméritos.

He ahí otro aspecto en la que la labor educativa de los padres es de vital importancia: filtrar los modelos de comportamiento que son escogidos como referentes para la infancia o aquellos que los niños ven como si fueran modelos.

Puede parecer una labor sencilla, pero no lo es. Debemos entender que por mucho que lo intentemos, será imposible evitar que los niños adquieran modelos de referencia. Es una fase natural de la formación de su personalidad.

La labor de los padres consiste en inducir la elección de los hijos orientándoles hacia modelos positivos que fomenten un comportamiento responsable. Y en este sentido, los deportistas pueden ser una buena opción siempre que su comportamiento fuera del ámbito deportivo no lo estropee (desgraciadamente, también hay muchos casos).

Hay muchos motivos para orientar a nuestros hijos a la realización de actividades deportivas. Algunos de los más evidentes tienen que ver con la salud física de los más pequeños, que en muchos países desarrollados tiene a laobesidad infantilcomo uno de sus peligros más frecuentes.

Pero por si combatir el sedentarismo no fuera motivo suficiente para que nuestros hijos sueñen con ser olímpicos algún día, podemos tener en cuenta el resto de valores positivos que el olimpismo predica.

Entre ellos, uno de los más conocidos es el que reza que "lo importante es participar". En un mundo extremadamente competitivo, es bueno que los niños sean niños y disfruten jugando sin agobiarse por el resultado del juego. El estrés por ganar no es lo mejor para hacer amistades o para identificar el juego con la diversión.

El respeto al otro y a las reglas es otro de los valores inscritos en el movimiento olímpico. En ocasiones, los niños tienen que admitir la autoridad, ya sea de sus padres, de sus abuelos o de sus profesores. Esto será mucho más sencillo si están acostumbrados a que incluso en su tiempo de ocio exista una autoridad que tienen que respetar, como es la del árbitro o la de las reglas del deporte que elijan.

Ni que decir tiene que respetar a los demás es algo básico en su formación como futuros adultos.

Todos los padres quieren inculcarhábitos saludables a sus niños. Toda ayuda es poca en esta difícil labor. Y los Juegos Olímpicos pueden ser una buena herramienta de motivación infantil y una ayuda a los padres para estimular aspectos positivos de la educación de sus hijos.