Las tarjetas negras de Bankia/Cajamadrid y la demagogia

05 de outubro 2014
Actualizado: 18 de xuño 2024

Pues sí. Hablemos de tarjetas. Las del fútbol, el idolatrado balompié que tanto gusta de ser utilizado para despejar los córneres de la realidad de la cabeza de los españoles, son amarillas y rojas. Las primeras, advierten; las segundas, expulsan. Pero estos días hemos oído hablar de otras: las tarjetas negras de Bankia/Cajamadrid

Dicen quienes saben del tema que eran de crédito. La primera aclaración que hay que hacer por tanto es que en efecto, eran de crédito, del que todos hemos y continuaremos abonando cual hipoteca a 40 años.

Eran negras, como las velas de la 'bruja Lola', aunque con un efecto distinto. Hay quien atribuye los gastos cargados a asuntos triviales, carentes de toda importancia. Pero nada más lejos de la realidad.

Estamos sorprendidos. Estupefactos. Indignados. Cariacontecidos por lo que vamos conociendo. Y exageramos. No hablamos de viajes al Caribe o de comer en restaurantes caros. No seamos demagogos. ¿Alguien puede pensar de verdad que si para el cumpleaños de los niños surge la necesidad imperiosa de confeti, payasos o fuegos artificiales tiraríamos de Black? No engaño a nadie si digo que a veces uno se levanta así, con una penuria existencial de ese calibre. Para estos supuestos todos sabemos de antemano que basta un único ssssúúúúper amiguito del alma que te quiere un huevo (y parte del otro). Son esos seres que te adoran por como eres y... ¡chas! un día aparece un jaguar en el garaje y tú sin saberlo.

¡Por favor... seamos serios! Todo tiene explicación. Los Rato, Blesa y compañía no han hecho nada raro. Alguien que ocupa un cargo en cualquier órgano de dirección, precisa disponer de crédito suficiente para las gestiones propias del puesto que ocupa. La justificación es la urgencia misma de la necesidad. 

Se usa la tarjeta negra si no hay bolígrafos para una firma o libretas para tomar notas. La utilizas si se prolonga la jornada laboral y debes comer en el Burger King más cercano o has sufrido un día de trabajo duro y tu salud reclama relajación. Y así hasta alcanzar entre 35.000 y 250.000 euros

Por suerte tenemos a Montoro. Su ministerio, para arrojar luz sobre el asunto, buscará comportamientos similares en empresas del IBEX. El fin es saber si lo ocurrido en Bankia es puntual. Sin adelantar acontecimientos, del informe pedido a la Agencia Tributaria saldrá la explicación lógica y argumentada de que en esas grandes compañías no solo circulan tarjetas negras. Las hay rosas, verdes, con cristales de Swarovski y multicolores. Así que, aquí paz y después gloria.  

Por cierto, el líder de los socialistas ha pedido perdón un par de veces en poco más de una semana. La última por las Visas Black de algunos de sus chicos ¿Nadie le ha explicado que la patente de pedir disculpas la tiene el presidente? Rajoy lo hizo en sede parlamentaria por el innombrable y unos mensajes de texto que solo respondían al buen espíritu cristiano de ayudar al prójimo. Mariano dijo la verdad (no guiñó el ojo por tic o a propósito). Se disculpó de corazón (no el dedo) y alcanzó el éxtasis de la credibilidad absoluta. 

Visto lo visto ha creado escuela y Pedro Sánchez lo hace también con sentimiento ¡No quiero pensar cuando le toque pedir perdón por los Eres! Se va a quedar sin saliva en la boca.

Una última cosa. La que no pierde comba para reservarse un titular es Esperanza Aguirre. Al destituido por Ana Botella, por ahora y que se sepa, lo mantiene en la ejecutiva del PP de Madrid. Es lo que tiene la regeneración política que propone. ¡Es que 'la lideresa' es una maquina al volante y a pie...!