La resaca del 24-M

29 de maio 2015
Actualizado: 18 de xuño 2024

Tras la celebración de las elecciones municipales y autonómicas del pasado domingo, se ha confirmado lo que se vaticinaba y se inicia un nuevo tiempo político en el que el bipartidismo clásico, PP-PSOE, tendrán que compartir protagonismo con otros partidos políticos. Seguirán gobernando en muchas instituciones, pero deberán pactar para lograrlo. En casi todas las autonomías y ayuntamientos de las capitales de provincia, serán necesarios pactos entre dos o más para que se puedan constituir gobiernos, y eso, es una buena noticia porque las mayorías absolutas suelen degenerar en absolutismos.
 
Los ciudadanos han dado un golpe sobre la mesa y han dicho basta ya. Basta ya de que gobiernen siempre los mismos, de que se repartan el poder entre ellos y de que nos ninguneen prometiendo lo que no cumplen. Se les ha enviado un mensaje claro, que tienen que negociar para alcanzar acuerdos y ahí veremos si han aprendido la lección o continúan instalados en la prepotencia del pasado.

Pero también veremos si las promesas de los nuevos se cumplen o si, por el contrario, rebajan sus exigencias a cambio de tocar el poder. En las elecciones andaluzas ya dejaron claro que gobernar es acordar, y ahora esta necesidad se ha extendido al resto del país. Pero también deberán definirse y tomar decisiones, aunque su sola presencia hará posible, cuando menos, una regeneración de caras al frente de las instituciones, y eso, ya justifica el cambio.

La nueva etapa que se abre, también obligará a los viejos partidos a realizar cambios orgánicos, cambios de caras e incluso cambios ideológicos. Sin embargo, esto no parece que vaya a ser fácil, sobre todo si atendemos a la lectura que hacen de los resultados electorales. Sobre todo el PP, que parece no ver la realidad que se le echa encima, porque del análisis que hace parece como que la cosa no va con ellos. Todos sabemos lo que les cuesta a los partidos reconocer las derrotas electorales, y eso ahora, más que nunca, juega en su contra, porque reconocer el fracaso es el primer paso para renovarse.

Es cierto que el PP sigue siendo la fuerza más votada, pero ¿de qué vale tener mas votos si no pueden gobernar? Al PP solo le queda el pacto con Ciudadanos, pero las condiciones que impone el partido de Albert Rivera, serán una verdadera prueba de fuego para ellos. El PSOE, por su parte, parece que va a tener que echarse en brazos de las Plataformas de ciudadanos (la marca blanca de Podemos) si quiere gobernar. Más le valdría a los dos reconocer la derrota e iniciar su refundación, porque sería buena para ellos y para la democracia. Lo mejor que podría ocurrir es que los nuevos se consoliden y que los viejos se refunden con ideas y caras nuevas. Eso sería la mejor noticia para una democracia más plural.

Por tanto, se ha abierto un nuevo mapa político, multicolor y necesario de pactos. Debemos estar muy atentos a los que se van a ir produciendo a lo largo de los próximos días, pero de entrada, la democracia ha ganado.

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