Hace poco más de un año, los ciudadanos de Pontevedra, comprábamos por poco más de 3 millones de euros un enclave maravilloso en el centro de nuestra ciudad. Me refiero al convento de Santa Clara, con sus jardines anexos.
Con esta compra todos los pontevedreses éramos dueños de un lugar mágico que forma parte de la historia de nuestra ciudad y como dueños podríamos decidir sobre su destino.
Lamentablemente, desde hace pocos días, los capitalinos ya no somos los dueños ni del convento, ni de los jardines anexos, pues, en una extraña operación urbanística, el señor Lores ha vendido Santa Clara a la Diputación de Pontevedra por el irrisorio precio de cero euros.
Lo que se decida ahora en Santa Clara no va a depender de lo que digamos los pontevedreses. Dependerá de lo que se decida en Vigo, en Lalín o en Cambados, por poner un ejemplo. Al perder la posesión perdemos la capacidad de decisión.
Hubiese sido mucho más inteligente hacer lo que reclamamos desde el Partido Popular de Pontevedra: firmar un acuerdo de colaboración, una cesión de uso, en los que nos aseguraríamos la inversión por parte de la Diputación de Pontevedra, pero seguiríamos siendo dueños del maravilloso enclave histórico.
Por poner un ejemplo, si uno alquila su casa, puede decidir las obras que se hacen en ella, pero si uno la vende, no. Y lo extraño es que se haya vendido al precio de cero euros.
Lamentablemente los pontevedreses ya no somos los dueños del histórico convento de Santa Clara ni de sus jardines.
Un negocio redondo para la Diputación de Pontevedra que acogió con los brazos abiertos la extraña operación urbanística diseñada por el Señor Lores, pues nadie, ninguna institución que vele por sus legítimos intereses, puede desdeñar un regalo del calibre de Santa Clara. ¿Quién no aceptaría miles de metros cuadrados de un convento y miles de metros cuadrados de jardines en el centro de la capital de provincia?
Debemos ahora velar, en la medida de nuestras capacidades, por lo que se va a hacer en el convento y los jardines. Hasta ahora, no se ha presentado ningún proyecto serio y los anuncios de nuevos proyectos están más encaminados a una labor publicitaria pre campaña electoral, que a convertirse en una realidad.
Ideas como la del vicepresidente de la diputación, que pueda servir para eventos (¿bodas y bautizos?), no parecen lo más conveniente y deben ser tratadas como ocurrencias ante la falta de ideas que está demostrando el BNG.
El Convento de Santa Clara y sus jardines ya no son de los pontevedreses, lamentablemente, Lores lo ha regalado a la Diputación.