Que el Gobierno está legitimado y tiene todo el derecho a tomar sus propias decisiones es un hecho evidente. Esto, salvo el PP y la extrema derecha, nadie lo pone en duda. Que conceder los indultos es una decisión que compete exclusivamente al Gobierno, tampoco debería ponerse en duda. Y que conceder los indultos es un acto totalmente legal, tampoco ofrece duda alguna.
Lo único que es opinable, y por tanto puede ser motivo de dudas o interpretaciones, es la conveniencia de la concesión de los indultos. Pero aquí, de nuevo, entra el criterio y la obligación que tiene el Gobierno de gobernar, y el derecho que tiene a errar, e incluso acertar. Es decir, la decisión es únicamente suya, tanto desde el punto de vista legal como político. Todos los gobiernos tienen su momento y el de este Gobierno parece que ha llegado.
Lo que también parece claro y evidente, es que los independentista no se van a conformar nunca, y eso tampoco nos debería de extrañar. Es normal, porque su objetivo es la independencia y hasta que la logren, nunca tendrán suficiente ni se darán por satisfechos. ¿Qué clase de independentistas serían si se conformaran con un premio de consolación?
Por eso nunca aceptarán o verán como algo positivo cualquier cosa que el Estado les pueda ofrecer. Si les dan indultos, querrán amnistía. Si les dan una negociación, querrán un referéndum. Y si les dan el referéndum, querrán repetirlo las veces que haga falta hasta que salga el resultado deseado, porque la voracidad de los independentistas no tiene límites.
No esperemos, por tanto, que le pongan las cosas fáciles al Gobierno. Nadie esperaba que tanto los indultados como sus partidos agradeciesen la magnanimidad del estado español, pero tampoco era imprescindible, que antes incluso de recibir los indultos, ya estuvieran cuestionando los motivos del gobierno para concederlos, y usando los indultos como presunta prueba de que el estado admite que hubo una represión.
La única solución a este asunto estaba en manos del propio Estado. Educación, información, buen trato, respeto y formación. Pero no a los políticos independentistas, sino a la población catalana y a la española. PP y PSOE son responsables de tantos años de mirar hacia otro lado sin visión a largo plazo y ningún otro interés que el partidista.