El cielo se abrió para acogerte y en la tierra el dolor se extendió por todos los corazones que supimos de tu heroica proeza. Nada menos que tu vida diste por otros sin pensarlo y a sabiendas de que era la única forma de evitar la tragedia.
Fuiste, eres y serás un gran hombre, por cuya lealtad a tu uniforme pagaste un precio muy alto, y sólo podemos darte como recompensa nuestra admiración, una oración, el llanto y jurar no olvidarte.
GUARDIA CIVIL con mayúsculas, hombre cuyo verde corazón dejó de latir en el asfalto al ser embestido por un ser despreciable y malvado.
Guardia Civil que juró proteger la libertad y la vida de los ciudadanos y cumpliste con creces, más allá de lo pedido, más allá de lo encomendado, más allá de lo esperado.
Hombre leal a su trabajo y sabedor de la responsabilidad que éste conlleva, hombre grande, hoy ya convertido en ángel, al que todos ensalzamos y que con nuestros rezos buscamos consolarnos por tu pérdida.
Pensamos en ellos, en los que aquí dejas. En tus compañeros y en tu familia quebrados todos por el gran dolor que supone el vacío que hoy dejas. Pensamos en ellos y abrimos los brazos para arroparlos y aliviar así la dureza de este momento y que puedan llorar sobre nosotros su tristeza.
A Dámaso Guillén.
Guardia Civil de Tráfico que dejó su vida en el asfalto arrollado por un vehículo conducido por un delincuente. Lo hizo para salvar a unos jóvenes ciclistas y eso sólo lo hacen personas cuya entrega y valía es incalculable.
Mi pésame a todos los Guardias Civiles que hoy sienten esta gran pérdida y desde este mi humilde espacio recordarles que muchos somos los que los admiramos y muchos los que sabemos que su vida darían por nosotros.
La Guardia Civil es Benemérita sin lugar a dudas por ellos, que cada día dan más sentido a este término con su entrega.
A su familia no puedo más que enviarles mis condolencias y un afectuoso abrazo ya que imagino el infierno que hoy viven.
Estamos apesadumbrados, ha muerto un Guardia Civil
Descansa en Paz, Dámaso.
Siempre en nuestro recuerdo.