O Garaxe Hermético: Escuela de resistencia

20 de marzo 2025

Francisco Javier Da Silva Irago, natural de Vigo, llega a Pontevedra por amor al arte -nunca mejor dicho-, sin cuestionarse, supongo, que, justo en este punto, comenzaría una vida absolutamente dedicada a su pasión. Es aquí cuando nace o renace Kiko da Silva

"El arte no es un objeto. […] El arte es un vínculo, un nexo entre una situación material del mundo y una percepción mental. Lo esencial en el arte no es el objeto artístico, sino el especial vínculo que despierta esa emoción que buscamos (impulso) cuando estamos predispuestos a percibir de esta forma tan peculiar. El vínculo artístico lo entiendo más como un verbo, una acción, una experiencia", aseveraba Rui Valdivia.

El arte acoge todo tipo de desperfectos y logra convertirlos en pausas, en virtudes, en exhalaciones… El arte relaja, baraja las cartas y juega con las emociones más puras del ser humano. Un arte que se compra y se vende, acaso hoy más que nunca, al tiempo que también se nos presenta como un guiño a lo eterno, algo que deja constancia de que las personas podemos transcender y evolucionar en este juego sucio llamado vida.

En Pontevedra tenemos a infinidad de artistas: los hay de poncho gris y pincel aliñado por la ausencia, por la morriña… En la ciudad del Lérez hay poetas, pintores, novelistas, caricaturistas… Hay artistas que son personas y personas que son artistas únicamente por motivos de relevancia, de ego o de vanidad. Porque el arte, al igual que cualquier otra faceta de la vida, posee cierto grado de podredumbre, aunque, a mí, personalmente, a esto no me gusta llamarlo arte sino, más bien, desperdicio o autocomplacencia.

Francisco Javier Da Silva Irago, natural de Vigo, llega a Pontevedra por amor al arte -nunca mejor dicho-, sin cuestionarse, supongo, que, justo en este punto, comenzaría una vida absolutamente dedicada a su pasión. Es aquí cuando nace o renace Kiko da Silva, cual ermitaño del comic que anhela salir de su "cueva" para mostrar al mundo las emociones más íntimas. Kiko de traje y camisa blanca, introvertido o cauto, tanto da, cuando tu intención es la de fomentar e irradiar la cultura gallega a golpe de pinceles y tinta.

Kiko publica con 16 años su primer libro ilustrado y lo demás fue llegando poco a poco, sin prisa, pero con esfuerzo. Se licencia en la Facultad de Bellas Artes y funda, junto al librero y divulgador cultural Cano Paz, "BD Banda", la cual dirige desde entonces. Pero su obra maestra llegaría en el año 2012, cuando resuelve abrir la primera Escuela profesional de Cómic e Ilustración de Galicia, O Garaxe Hermético, la cual, el próximo 21 de abril cumplirá 13 años. Pese al pasar de los años, me consta que no han sido pocos los disgustos que ha ido recibiendo el ilustrador vigués en un mundillo en el que nunca ha sido fácil el poder emprender, y más aún cuando pones todas tus fuerzas y ahorros en un sueño que está completamente vinculado con la cultura, la maestría, la vida…

Como digo, no han sido pocos los problemas de Kiko para mantener en pie sus sueños, su Garaxe: desde una "asechanza" pública programada por parte de ciertos políticos de la ciudad, hasta los quebraderos de cabeza propios de alguien que no recibe ningún tipo de ayuda o amparo por parte de un Estado que está más preocupado en promover la IA que a los jóvenes talentos (semeja que a día de hoy se valora más la conciencia de una máquina que las emociones de un ser humano de carne y hueso).

Creo que la palabra que define a Kiko es "resistencia"; resistir es ganar, dicen. Les aseguro que no siempre es así. Conozco a muchos grandes artistas, con talento de sobra, que han sucumbido a causa de las artimañas propias de un sistema corrompido que premia al divagador, al lamebotas, dejando de lado a esas personas que pelean -constantemente y de manera ética- por mejorar y popularizar su obra.

Sin embargo, mi intuición que me dice que queda mucho Garaxe Hermético por delante, mucha savia joven que pasará por las manos de Kiko y de los demás profesores que imparten clase en este pequeño reducto de colores, talento y cultura. O como diría el caricaturista, guionista y escritor francés Jean Giraud (Moebius): "No dibujo lo que sueño, pero a veces sueño lo que dibujo. Cuando hablo de sueños no me refiero a sueños verdaderos sino a ideas que vienen como sueños y que luego yo plasmo en el papel. Digamos que sueño despierto".

Así pues, sigamos soñando, culturizando, e incomodando a ésos que han visto en el arte una manera de alimentar únicamente su narcisismo, su deshilachada pudrición.