El ganador de las últimas elecciones, que ahora ocupa el puesto que le corresponde en la oposición, salió escandalizado de la sesión parlamentaria en la que se votaban tres decretos a iniciativa del Gobierno. Entendemos, que el susto se debía a su falta de costumbre en lo que son las tareas propias del Parlamento, negociar y pactar para aprobar iniciativas, ya que estuvo gobernando en Galicia durante muchos años sin oposición.
Para definir la jornada, dijo que todo era un esperpento. Quiero entender que Feijoo, que no es presidente del Gobierno porque no quiere, sabe perfectamente lo que es el esperpento, y que no soltó lo primero que le vino a la cabeza sin comprobar, mentalmente siquiera, el significado de tal afirmación.
Para los poco iniciados en la materia, esperpento es un término acuñado por el escritor vilanovés, Valle-Inclán, a principios del siglo XX, para referirse a una deformación de la realidad, llevando a su máxima expresión los rasgos más grotescos de la propia realidad.
Por tanto, cuando se entiende qué es el esperpento, se hace extraño que sea precisamente Feijoo quien hable de esperpento para referirse a una sesión parlamentaria, ya que, preside un partido, donde el esperpento alcanza cotas de delirio.
Pero si quiere que hablemos de esperpento, podemos referirnos a lo que hace su partido en Galicia con los medios de comunicación públicos. Un atentado directo a la libertad de prensa, y un hachazo a la libertad de información, que él elevó a cotas indecentes, por encima de los niveles ya muy escandalosos de manipulación de su antecesor en el cargo, el exministro de la dictadura, Manuel Fraga.
El esperpento es, hacer pasar en la RTVG a un alto cargo de la Xunta como operario que recoge bolas de plástico en las playas. El esperpento es, llevarse unos operarios diez minutos a la playa para que puedan ser grabados por las cámaras de la RTVG y que después desaparezcan.
El esperpento es, que los trabajadores de ese mismo medio monten una huelga por la manipulación informativa que ha hecho la Xunta de la crisis de las bolas de plástico, desde sus intentos de esconderla, hasta el reparto indiscriminado de responsabilidades a cualquiera que no fuera el gobierno de Rueda.
Esperpento es, que un Conselleiro diga en esa televisión pública, que la crisis de las bolas de plástico no es tan grave porque, a fin de cuentas, nadie se come las tripas de los peces.
Esperpento es, que los trabajadores de los medios públicos gallegos lleven casi seis años, y 300 viernes negros, protestando por la ocupación salvaje del PP en la RTVG. Esperpento es, que a los gallegos se les hurte el derecho constitucional a la información independiente, por la manipulación brutal de las noticias y las mentiras descaradas.
El esperpento es, en definitiva, que se expulse y acose a trabajadores por sus ideas políticas o por intentar ser rigurosos, como confirman decenas de sentencias judiciales. Y todo ello, señor Feijoo, para hacer de la RTVG un descarado órgano de propaganda al servicio del PP. Esto es, señor Feijoo, el verdadero esperpento que interpreta su partido en Galicia. ¿O prefiere que le llamemos censura?